Por qué deberías tener un presupuesto personal y cómo hacerlo
Vivimos en un mundo que va a mucha más velocidad que en épocas anteriores. La velocidad de cambio de las cosas nos obliga a estar atentos a mucha información que nos llega por todos lados. Y eso nos lleva a actuar sin poder pararnos a pensar.

Igual que en otros campos, cuando hablamos de dinero, no podemos permitirnos tomar decisiones sin pensarlas. La economía de nuestra familia depende de esas situaciones en las que “no tenemos tiempo” de pensar, porque queremos gastar el dinero en eso que nos apetece. Por eso es importante que nos pongamos límites haciendo un presupuesto, para no gastar más de lo que consideramos adecuado en un momento de descontrol. Y que nuestras finanzas personales se mantengan sanas.

Quién necesita un presupuesto personal Tener un presupuesto personal o familiar es bueno para todo el mundo. A los que viven con el agua al cuello y les cuesta llegar a final de mes les ayudará a organizarse mejor y repensar de dónde pueden recortar gastos. A los que viven con cierta holgura y consiguen ahorrar dinero a final de mes recurrentemente les servirá para planificar el ahorro de cara a la jubilación, a la universidad de sus hijos…

Y no hace falta saber contabilidad para hacerlo bien. Intenta pensar cuánto dinero gastaste el mes pasado. La mayoría de la gente sabe cuánto se gasta, aproximadamente, en electricidad, agua, gas, internet… sin embargo, muchos se sorprenden al ver la cantidad final, una vez añadidos todos los otros gastos.

Construir un presupuesto familiar es fácil El punto de partida para hacer un presupuesto es la cuenta de resultados, el sitio donde llevamos el control de los ingresos y gastos que hemos tenido los meses, o años, anteriores. Lo podemos hacer en papel o en Excel. Y si no lo tienes todavía, nunca es tarde para empezar. Analizando los gastos pasados podemos ver qué gastos merecieron la pena y cuáles no. Y decidir una cantidad adecuada para cada categoría de gastos.

Esa cantidad la iremos comparando mes a mes, al actualizar la cuenta de resultados, con el dinero que de hecho nos hemos gastado. Y nos servirá de alerta cuando superemos el límite establecido.

¿Cómo hacer un presupuesto mensual? Un ejemplo de presupuesto para una familia con dos sueldos y dos hijos podría tener esta pinta (cada uno tendrá que adaptarlo a su situación):
¿Merece la pena limitar el gasto de cada categoría? Depende de las personas. Algunos encontrarán muy útil tener el presupuesto de comidas fuera de casa limitado a 100 euros, y no poder superarlo bajo ningún concepto. Establecer un límite nos lleva a ser más selectivos sobre qué salidas, cenas, o eventos no podemos perdernos y cuáles son más prescindibles. Otros no verán necesaria esa rigidez, porque saben que, si mantienen sus costumbres del pasado, lo natural es que no superen esa cantidad.

A la mayoría le será suficiente hacer un presupuesto no muy detallado, que no tenga un desglose excesivo por categorías (como el del ejemplo). Pero dependerá de si actualmente tenemos cierto margen de ahorro o si los gastos nos ahogan cada mes.

¿Dónde tiene mucho sentido limitar los gastos mensuales? En aquellos gastos variables donde vemos que se nos va la mano, que gastamos más de lo que debemos. En general, en caprichos. A algunos les ayudará incluso tener un apartado de “caprichos” dentro de su cuenta de resultados y de su presupuesto familiar.

¿Qué hacemos con el presupuesto? Además de controlar el día a día, el presupuesto nos permite mirar a futuro. Acompañado del balance de la familia, comparamos lo que tendremos ahorrado en un momento futuro con lo que gastamos mes a mes. Y nos preguntamos, por ejemplo, si con lo que ahorramos cada mes, o cada año: Nos podemos ir de vacaciones al sitio que nos gustaría Podemos comprar ese regalo que sabemos que nuestro/a esposo/a desea Podremos pagar la universidad a nuestros hijos Podremos complementar la pensión pública cuando nos jubilemos Podemos tomarnos un año sabático, o cambiar de profesión sin riesgo de quedarnos sin dinero en varios años Además, hace mucho más fáciles las decisiones sobre recorte de gastos. Sabemos cuánto nos ahorramos si cancelamos una suscripción, o si reducimos la compra de ropa.
En qué consiste el presupuesto de base cero En finanzas se dice con frecuencia que el presupuesto debe partir de cero. Es lo que se conoce como zero-based budgeting. Es decir, empezar el presupuesto sin asumir cantidades, sino partiendo de cero gastos mensuales, e ir destinando una cantidad a cada categoría.

¿Por qué tiene sentido esto? Porque obliga a revisar cada gasto al menos una vez al año. Y evitar inercias. Si estamos suscritos al gimnasio y pagamos 30 euros al mes, podemos dar por hecho que es un gasto fijo y pasar de largo al hacer el presupuesto del año nuevo. Sin embargo, si partimos de cero gastos y vamos sumando categoría a categoría, esos 30 euros nos harán preguntarnos si lo estamos aprovechando, si hay alguna alternativa más barata o que me ofrece más por el mismo dinero.

Esto, que no es necesario para los más exigentes, puede ser la forma de que los más amigos de gastar se aprieten un poco el cinturón sin sufrir demasiado.
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