El tipo de interés marca normalmente el precio del dinero en una operación, pero también se utiliza para indicar su valor en términos generales. Así, por ejemplo, existen diferentes tipos de interés, como los fijados por los bancos centrales de cada país, los de una hipoteca o los de un préstamo personal, por poner los tres más utilizados.
¿Qué es el tipo de interés?
Del mismo modo que pagas para poder comprar un móvil o para poder acceder a los servicios del teleoperador con él, el dinero también tiene un precio. Un coste que viene dado por el tipo de interés que pagas por que te lo presten, y que normalmente es un porcentaje del capital.
En este sentido,es fácil identificar tipos de interés en hipotecas y préstamos. Sin embargo, no son los únicos que existen. También los hay oficiales, como los que establece el Banco Central Europeo (BCE) para las operaciones interbancarias (el dinero que este presta a otras entidades bancarias y el que se prestan los propios bancos entre sí), o el tipo de interés legal del dinero, que se aplica a deudas, como cuando Hacienda te realiza la devolución de la renta fuera de plazo.
Así, los tipos de interés se construyen de forma diferente dependiendo de su uso. A fin de cuentas, no es lo mismo un préstamo personal que uno hipotecario.
Tipos de interés de una hipoteca
El tipo de interés en una hipoteca puede ser fijo o variable . El segundo es el más habitual y es el que se emplea para más del 56% de las hipotecas. Implica que el tipo del préstamo hipotecario irá variando con el tiempo según la evolución de su índice de referencia, al que se suma un diferencial.
Lo más habitual es que se establezcan periodos de revisión semestrales o anuales, en los que se ajustará el tipo a la evolución del indicador. De este modo, en el caso de revisiones semestrales, durante medio año el tipo de la hipoteca será el mismo. Solo cambiará en el momento del ajuste, y de nuevo será fijo hasta pasados otros seis meses. En las hipotecas a tipo de interés variable, el euríbor es la referencia más utilizada, y su evolución depende en buena medida de la evolución de los tipos del BCE.
Elegir una hipoteca a tipo fijo o variable marcará el interés a pagar, pero no la forma de devolver el dinero. Esta cuestión queda en manos del sistema de amortización, otro de los elementos clave en un préstamo hipotecario.
Tipos de interés en un préstamo personal
En un préstamo personal, el tipo de interés es el capital adicional que el prestatario se compromete a devolver al prestamista por haberle adelantado el dinero. Este tipo se calcula normalmente sobre el principal, es decir, sobre la cuantía que queda por devolver. Aquí no existen índices de referencia, sólo un porcentaje, que es el interés que hay que pagar.
Sin embargo, sí que es posible distinguir entre el tipo de interés nominal del préstamo (TIN) y la tasa anual equivalente (TAE). El TIN es más simple y solo tiene en cuenta lo que es necesario abonar, el porcentaje de intereses. La TAE, por su lado, hace homogéneos los periodos de cálculo y liquidación a un año, y suma los gastos adicionales del préstamo, como la comisión de apertura o la cancelación anticipada. Por eso mismo, se utiliza para comparar el interés de productos con diferentes plazos .
Tipos de interés en un depósito bancario
En un depósito bancario a plazo fijo, el cliente entrega a una entidad bancaria una cantidad de dinero durante un período de tiempo a cambio de una remuneración pactada. Esta suele ser un tipo de interés aplicado sobre el capital prestado, y se puede pagar al final de ese espacio de tiempo o durante el mismo, en fracciones.
En el caso de los depósitos, el tipo de interés determina la rentabilidad que vamos a obtener por nuestro dinero.
¿Quién determina el tipo de interés de un país?
Los bancos centrales de una nación son las instituciones que marcan los tipos de interés en ese territorio. En el caso de España, es el BCE el que fija el precio oficial del dinero, como lo hace para todos los países de la Unión Europea (UE), igual que la Reserva Federal (Fed) los de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra los de Reino Unido.
En consecuencia, los tipos del BCE establecen el precio al que se compra y se vende el dinero en la UE. Su evolución es clave para buena parte de los productos financieros que ofrece la banca, como los depósitos o los préstamos. Con unos tipos de interés bajos la rentabilidad de los depósitos será limitada. Si los tipos suben, aumentará.
Algo parecido ocurre con los préstamos e hipotecas. Si el interés es bajo también tenderá a serlo el coste de financiación. En el caso de las hipotecas, el motivo es que el euríbor evoluciona en paralelo a los tipos de interés, porque están correlacionados .
Tipos de interés del BCE y el euríbor
Para entender esta correlación, hay que comprender cómo funciona el euríbor. Este índice se calcula partiendo de los precios de oferta de los préstamos interbancarios de las principales entidades europeas. Técnicamente no hay un único euríbor, ya que los bancos utilizan diferentes tipos de interés según los plazos a los que se prestan el dinero. Por eso hay euríbor a una semana, a un mes, a un año… Este último es el que se usa normalmente como referencia en los préstamos hipotecarios.
Así, si el tipo de interés del BCE es, explicado de manera muy simplificada, el precio al que este presta dinero a los bancos, y el euríbor el precio al que estos se lo prestan entre sí, es fácil entender por qué ambos están directamente relacionados. De hecho, normalmente el euríbor suele estar por encima de los tipos del BCE cuando se cree que estos van a subir, y por debajo cuando se estima que van a bajar o mantenerse estables.
¿Cómo se determina el tipo de interés?
Los tipos de interés pueden variar mucho de una operación a otra, dependiendo de múltiples factores que determinan el riesgo de la operación. A mayor peligro, más tipo de interés aplicará el banco:
El plazo del préstamo: la norma general es que cuanto mayor sea el plazo, menor será el tipo de interés. La razón es que, en las operaciones más cortas, el recorrido de los intereses es menor y también el beneficio para la entidad. Por eso cuando pides un préstamo a 2 años pagas más que cuando es a 8. En el caso de los depósitos, ocurre justamente al revés.
Tipo de operación: cada clase de operación tiene un tipo de interés marco. No es lo mismo pagar una vivienda a 25 años que gastarse 1000 € con una tarjeta de crédito y aplazar el pago. En el primer caso, hay un activo real que garantiza la devolución del préstamo (la vivienda hipotecada), por lo que el tipo de interés habitual se sitúa entre el 1 % y el 4 %. En cambio, en el caso de la tarjeta de crédito, al usarse normalmente para adquirir bienes de consumo que no son un aval del préstamo, los tipos son casi siempre superiores al 10 %, y es bastante habitual verlos entorno al 24-25 %.
Tu perfil como usuario: al conceder un préstamo, las entidades miden tu solvencia como usuario a través de tu nómina, el tipo de contrato laboral y otras deudas que puedas tener, además de tu historial crediticio. Cuanto mejor sea tu perfil, más dinero podrás pedir y en mejores condiciones, normalmente.
Además, en una hipoteca también se tienen en cuenta cuestiones como el valor del inmueble. Por eso es tan importante la tasación de la casa.
Cuándo subirán los tipos de interés
Esta es la pregunta del millón que hoy en día se hacen miles de hipotecados e inversores. No en vano, una subida de tipos de interés encarecería el coste actual de sus hipotecas.
De forma muy resumida, la política monetaria y las subidas de tipos de interés se utilizan como fórmula para controlar la inflación y frenar la subida de precios cuando la marcha de la economía es positiva.
Por el contrario, los tipos de interés bajos son típicos de periodos en los que la economía se enfría o cuando se quiere acelerar el crecimiento. Según la teoría económica, los tipos bajos ayudan a reactivar el consumo, ya que mejoran el acceso al crédito. También hacen que aumente la inflación, lo que vuelve a animar el consumo. Si algo que quieres comprar sabes que estará más caro mañana, la lógica te invitará a adelantar esa adquisición.
Desde el punto de vista de un inversor, los tipos bajos hacen que las opciones de inversión más conservadoras, como los depósitos o la renta fija en general, ofrezcan peores rentabilidades. Por lo tanto, tienden a ser un estímulo para la inversión en renta variable, ya sea en acciones de bolsa, fondos de inversión e incluso fondos indexados .