Vivir sin trabajar, ¿es posible?
Aspirar a vivir sin trabajar está de moda, especialmente entre los más jóvenes. De hecho, existe un movimiento en Estados Unidos que aboga por conseguir la libertad financiera (el movimiento FIRE, acrónimo de Financial Independence, Retire Early) y así poder centrarse en hacer aquello que más les gusta. La mayor parte de las veces no significa dedicarse a no hacer nada (que psicológicamente puede pasar factura), sino poder elegir qué actividad quieren desarrollar (que pueden ser trabajos que no están remunerados, o que están remunerados pero que tienen una jornada más corta y, por lo tanto, un salario menor…). Pero ¿es posible vivir sin tener un trabajo remunerado? ¿En cuánto tiempo se podría alcanzar este objetivo? ¿Necesito mucho dinero para conseguirlo? ¿Qué se necesita para vivir sin trabajar? La respuesta a esta pregunta es evidente: para vivir sin trabajar es necesario obtener rentas anuales suficientes para poder llevar el ritmo de vida que desees. Por eso mismo, la independencia financiera no es un objetivo estático o único, ya que depende del nivel de gasto de cada persona y de su momento vital.
1. Plantearte cuánto dinero necesitas El primer paso es ser consciente de cuánto dinero necesitarías cada mes para vivir. Dependerá del tamaño de tu familia y de vuestro estilo de vida. Algunas personas podrán retirarse con unas rentas de 1000 € al mes y otras necesitarán 5000 €. Además, según tu perfil inversor, deberás decidir cuánto riesgo estás dispuesto a asumir, porque la rentabilidad que obtengas con tu dinero dependerá de esto. Con estas variables en mente, podrás calcular el patrimonio que necesitas. Por ejemplo, si crees que podrías vivir con 2000 € al mes (24.000 € al año), y asumiendo que puedes obtener un rendimiento del 4 % por tu capital actual, deberás obtener un patrimonio de, al menos, 600.000 € (600.000 € x 4% = 24.000 €). Dependiendo del rendimiento de tus inversiones y de tu nivel de vida, necesitarás un patrimonio u otro. A mayor rentabilidad y menor nivel de gasto, más fácil será alcanzar estos objetivos. 2. Ahorrar parte de tus ingresos Una vez hayas definido tu patrimonio objetivo, el siguiente paso es ahorrar. Según una encuesta realizada por TD Ameritrade, para la mayoría de los trabajadores, lo ideal es ahorrar al menos el 20 % de su renta. Pero si puede ser más, mucho mejor. Cuanto mayor sea tu ahorro, más probabilidades tendrás de alcanzar la libertad financiera en un periodo de tiempo razonable. 3. Invertir Una vez que hayas conseguido un colchón financiero, llega el momento de poner el dinero a trabajar. Si solo ahorras, es complicado que consigas la independencia financiera: si eres capaz de ahorrar 300 € al mes durante 40 años, alcanzarás un capital de 144.000 €, que seguramente sea insuficiente si quieres vivir de las rentas. Por eso, es importante que, además de ahorrar, inviertas en productos que generen un cierto rendimiento. Eso sí, conviene comenzar a invertir cuanto antes. La independencia financiera es más viable si empiezas a los 20 años que si lo haces a los 30, por dos motivos: Tendrás más tiempo para acumular dinero ahorrado y que éste vaya creciendo. Podrás asumir ciertos riesgos al invertir, lo que aumenta la rentabilidad potencial. Pero ¿dónde invertir? Existen muchas opciones de inversión que se ajustan al perfil de riesgo de cada inversor, aunque la recomendación general es ir formando el capital a base de invertir poco a poco (lo que se conoce como aportaciones periódicas), idealmente todos los meses, en productos que no cobren comisiones de compra, como los fondos de inversión. Un buen producto para comenzar a invertir son los fondos de gestión pasiva (o fondos indexados), ya que están suficientemente diversificados (siempre que cubran varias zonas geográficas y sectores), tienen bajas comisiones y son ideales para realizar aportaciones periódicas de manera automática. 4. Sigue tu plan, pase lo que pase El último paso para conseguir vivir sin trabajar es esperar, tan sencillo como eso. El interés compuesto hará todo el trabajo por ti. Cuanto mayor sea el plazo en que tu dinero esté invertido, mejores serán los resultados obtenidos y más fácil será llegar a ese patrimonio que te permita vivir de las rentas. Lo importante es que ningún evento en los mercados condicione tu plan de inversión. Si vas a invertir una cierta cantidad todos los meses, sigue haciéndolo, a pesar de que la bolsa haya caído y la incertidumbre se haya instalado en los mercados. Pero si, además, recibes un dinero extra, como por ejemplo una herencia, puedes incluso aumentar tu aportación para seguir rentabilizando tu inversión. Solo hay que echar un vistazo a la última crisis en los mercados causada por la expansión del Covid. En tan solo un mes, el S&P 500, el índice más representativo de Estados Unidos, cayó un 30 % hasta alcanzar un mínimo el 23 de marzo de 2020. Desde entonces, el índice no solo ha recuperado todo lo perdido, sino que incluso ha duplicado su cotización. Cómo vivir sin trabajar: dos opciones para rentabilizar tu patrimonio Una vez hayas alcanzado el patrimonio objetivo, ya no necesitas reinvertir todos los rendimientos obtenidos por la inversión. A partir de ese momento, puedes comenzar a obtener ingresos pasivos que sustituyan a tus ingresos habituales. Las opciones son múltiples, aunque la mayoría de los inversores apuestan por dos: a través de los dividendos de inversiones, o bien mediante el alquiler de inmuebles o locales comerciales. 1. Vivir de las inversiones La manera más común, entre los que se unen a la filosofía FIRE, para tener ingresos pasivos es vivir de la rentabilidad obtenida por sus inversiones. Esto se puede hacer de dos formas: A través de rentas periódicas que proporcionan los dividendos de las compañías, o el beneficio distribuido de otros productos, como los fondos de inversión de reparto. Vendiendo parte de tus inversiones según aumenta su valor En ambos casos se pagan impuestos: en el caso de los dividendos es el banco el que retiene los impuestos, y en el caso de las ventas hay que incluir el beneficio obtenido en la declaración 2. Vivir de las rentas de inmuebles o locales Es, posiblemente, la manera más extendida en España para vivir de las rentas: disponer de varios inmuebles o locales comerciales que se ponen en alquiler. En este caso, se renuncia a su uso a cambio de recibir un alquiler, que suele ser mensual. Estos ingresos se consideran rendimientos del capital inmobiliario, por lo que deberemos incluirlos en la declaración de la renta. Los ingresos por alquiler, siempre que el inmueble sea la vivienda habitual del inquilino, tienen una reducción del 60% de la base imponible.


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