En más de una ocasión habrás escuchado que alguien ha viajado a Estados Unidos y que haya comprado un
producto allí le ha resultado más barato que en nuestro país. Esto no es porque las tiendas de Estados
Unidos tenga rebajas con respecto al resto a las tiendas españolas.
En realidad, lo que ocurre es que su moneda, el dólar, es más barata que la moneda de nuestro país, el euro.
Esto es lo que se llama el tipo de cambio entre monedas, pero ¿sabes lo que
es y cómo se calcula este
valor?
¿Qué es el tipo de cambio?
Las monedas tienen un valor. Y tú dirás, claro cada moneda vale el valor que aparece reflejado en el trozo
de metal o billete, por ejemplo un euro, o 20 euros si se trata de un billete. Esto es cierto, pero
únicamente dentro de los límites de un país o de una zona, como el euro dentro de la Unión Europea.
Pero fuera de los límites del país el valor de la moneda no es el valor que aparece escrito en el trocito de
metal, si no que dependerá del valor del resto de monedas internacionales.
Es decir, una moneda valdrá el
contravalor recibido con respecto a la otra moneda cuando se intercambian en un mercado, o lo que es lo
mismo, la cantidad de la otra moneda, denominada divisa, que se recibirá por una cantidad determinada de la
nuestra, que será su valor, y es lo que se llama tipo de cambio.
Por ejemplo, si el tipo de cambio EUR/USD (Euro/Dólar) es de 1,40, significa que un euro equivale a 1,40
dólares. Si cambiamos 1.000 euros, recibiremos 1.400 dólares por ellos. Análogamente, si cambiamos 1.400
dólares, recibiremos a cambio 1.000 euros.
Por tanto, el valor de la moneda internacionalmente hablando será su valor con
respecto a otra moneda tomada
como referencia, que por lo general suele ser una de las fuertes, como el dólar, el euro o la
libra.
Normalmente esto sirve como referencia para conocer cuál es la fortaleza de la moneda, y por ende, de toda
la economía de un país
¿Cómo se calcula la cotización en un momento dado?
Como bien sabes, la ley de la oferta y la demanda nos dice que cuanto mayor sea la demanda de un determinado
producto o servicio, mayor será su precio, y viceversa. Con las monedas sucede exactamente lo mismo; el
precio de las mismas viene dado por su oferta y demanda, entendiendo precio por el valor de una moneda con
respecto a otra.
¿Y cómo se demanda una moneda? Muy sencillo. Cuando vas de turismo a Estados Unidos demandas dólares para
poder hacer efectivas tus compras, ofreciendo euros a cambio. Sin saberlo has hecho que el valor del dólar
se incremente con respecto al euro. Es cuando se dice que una moneda se ha apreciado
con respecto a otra.
Del mismo modo, los norteamericanos que viajen a Europa, demandarán euros a cambio de dólares, apreciando el
euro y depreciando el dólar.
Y precisamente por esto es por lo que los productos en un país se abaratan o encarecen con respecto al
resto; porque su moneda ahora vale menos o más y se entregará a cambio una cantidad mayor o menor de monedas
por el contravalor de la otra moneda.
El papel de los gobiernos
Como decimos, cuando una moneda pierde valor, abarata el coste de sus productos dentro de su país con
respecto al exterior. Si esto ocurre, será más atractivo para los extranjeros comprar los productos en su
país, viajar allí, y por tanto mejorando las exportaciones. Es justamente por esto por lo que en ocasiones
son los propios países los que deciden hacer perder valor a la moneda
artificialmente.
Esto es lo que se llama devaluar, que posiblemente te suene por ser noticia en algunos momentos de la
historia de España, por ejemplo durante la legislatura de Felipe González en 1993. Para devaluar la moneda
los Bancos Centrales realizan compras masivas de moneda extranjera, cambiándolas por la moneda local, y como
hemos dicho antes, haciendo que el valor de la misma sea menor.
De todos modos, no es oro todo lo que reluce, y devaluar la moneda tiene sus pros y sus contras. Devaluar
implica que los productos del resto de países se encarezcan con respecto al nuestro, y que estos productos,
por ejemplo algunas cervezas de importación, sean más caros. En función de las necesidades del país, se
puede incluso revaluar la moneda, lo contrario a devaluar.
De todos modos, que los estados intervengan en el tipo de cambio no suele ser habitual, y sólo lo realizan
en ocasiones excepcionales para arreglar ciertas situaciones transitorias de desequilibrio en la balanza de
pagos, en las cuales es necesaria su intervención. En el resto de ocasiones se suele
dejar que el tipo de
cambio entre monedas fluctúe libremente.
Por tanto, como decimos, el tener una moneda fuerte no es necesariamente bueno. A priori parece que a largo
plazo es más estable, y de hecho, las grandes potencias mundiales disponen de monedas fuertes. Pero el tener
monedas débiles harán que crezcan las exportaciones. Todo depende de la situación del país en cada momento.