A lo largo de la historia se han sucedido episodios de inflación e
hiperinflación. Todos los países han sucumbido en mayor o menor medida a los efectos nocivos
de la subida generalizada de los precios en algún momento de su historia.
Las subidas de precios suelen tener que ver con la presencia de más cantidad de dinero en la economía
(provocada a su vez por el aumento del gasto del gobierno, por subidas generalizadas de los salarios…), pero
no existe ninguna causa única que explique por qué se produce este fenómeno, así que cada nación ha afrontado la inflación a su manera. En algunos casos esta ha contribuido
al crecimiento económico y, en otros, incluso ha sido buscada deliberadamente por los bancos centrales.
Pero en otros muchos ejemplos, algunas inflaciones (y deflaciones), lejos de ser positivas, han provocado (o
en algunos casos, todavía están provocando) serios perjuicios para la economía del
país.
Venezuela: ¿la inflación más alta del mundo?
El caso reciente más paradigmático de inflación es, posiblemente, el de Venezuela. Desde 1999 y hasta 2016,
la base monetaria del país latinoamericano creció un 33.011 % para
financiar los recurrentes déficits que se estaban produciendo en la balanza comercial como consecuencia de
la fuga de capitales más grande del mundo. Consecuencia: el Estado cerró 2018 con una
inflación récord de más de un millón y medio por ciento.
En 2022, han conseguido acabar con la hiperinflación tras doce meses sin
superar el 50 % de crecimiento de precios intermensual.
Un ejemplo de hiperinflación: la República de Weimar
El 11 de noviembre de 2018 se cumplieron 100 años de la firma del armisticio que ponía fin a la Primera
Guerra Mundial. El conflicto dejó una Europa devastada, particularmente en Alemania, una de las potencias
centrales.
Y es que, entre 1918 y 1933, Alemania se convirtió en la República de Weimar, un régimen político que tenía
como objetivo garantizar la reconstrucción del país. Sin embargo, el periodo se caracterizó por una tensión
económica que precipitó una elevada hiperinflación entre 1921 y 1923.
Las causas de este crecimiento desmesurado de los precios se derivaron de las necesidades que surgieron del
conflicto bélico, pues el gobierno germano imprimió papel moneda para tratar de satisfacer las sanciones
impuestas en el Tratado de Versalles. Tales fueron las exigencias de los aliados, especialmente de Reino
Unido, que el país teutón tuvo que realizar un primer pago que equivalía al 26 % del valor de todas sus
exportaciones. De hecho, no terminó de abonar su deuda hasta bien entrado el siglo
XXI, concretamente en
2010.
Como muestra, un botón: el billete de metro pasó de costar 0,10 marcos en 1918 a 150
millones en 1921; el
sello más caro en 1918 costaba 4 marcos, en 1923, 50.000 millones. Llegó un momento en el que el valor del
papel en el que se imprimían los billetes superaba al valor nominal, lo que provocó situaciones tan
surrealistas como que los niños construyeran castillos con ellos o la gente los quemara en sus chimeneas
para calentarse.
Inflación e hiperinflación en Argentina
En Argentina, los episodios de inflaciones e hiperinflaciones se han sucedido durante
la segunda mitad del
siglo XX. Desde 1945 y hasta el momento actual, la inflación interanual ha estado por debajo
del 10 % tan
solo 4 años, alcanzando los tres dígitos en 13 ocasiones, incluyendo dos años donde la hiperinflación se
instaló en la economía del país. De hecho, Argentina ostenta el récord de mayor
persistencia del fenómeno.
Para entender la magnitud del problema, si en 1945 podíamos pagar un café con una moneda de 20 centavos, en
2019, el año que más alto picó el índice anual (53,55 %) de los últimos cinco, hubiéramos necesitado más de
5000 millones de toneladas de esa misma moneda. En 2021, la tasa cerró en el 50,9 %, (48,1 %, según el Fondo
Monetario Internacional).
Pero el periodo más duro se produjo durante los años 1989 y 1990. Nunca
antes se había vivido semejante
escalada en los precios en el país. Durante estos dos años confluyeron diversos factores negativos, como el
alto endeudamiento, el estancamiento económico, la desinversión en bienes de capital e infraestructura y un
grave desequilibrio fiscal y de balance de pagos. La consecuencia fue una
hiperinflación de un 3079 % y un
2314 % en cada año, respectivamente.
El caso más grave de hiperinflación: Hungría
El caso más salvaje de hiperinflación que se recuerda fue el de Hungría en 1946, un país que había sufrido
la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Los precios se duplicaban cada
15 horas, y el banco
central del país llegó a imprimir billetes por valor de 100 trillones de pengős, la moneda de aquel momento.
Japón: un ejemplo real de deflación
Si hay un fenómeno igual de perjudicial o más que la propia inflación, ese es la
deflación, es decir: la
caída generalizada en el precio de los productos. Puede provocar recesiones sostenidas en el tiempo, y en
Japón lo saben muy bien. No en vano, en este país hay toda una generación de jóvenes
que ha vivido toda su
vida en un entorno económico de caída de precios en los bienes de consumo.
Ni siquiera todas las inyecciones monetarias que el expresidente Shinzo Abe llevó a cabo durante sus ocho
años de mandato hasta 2020 han servido para paliar este problema. Las famosas a benomics han sido un
experimento monetario sin precedentes con el objetivo de impulsar la
inflación.
Afortunadamente, a pesar de que los resultados no han sido los esperados, la deflación parece alejarse. No
obstante, todavía persisten algunos fantasmas: su deuda pública sigue
siendo, de largo, la más elevada de
todos los países del mundo (257 % respecto a su producto interior bruto al cierre de 2021); el consumo sigue
siendo bajo y las empresas siguen sin subir los salarios de sus trabajadores.
Así, el futuro sigue siendo complicado en Japón, pues la imposibilidad de generar más inflación impide
reducir el peso de la deuda y fomentar el crecimiento económico.
¿Cuáles son los países con la inflación más alta en la actualidad?
Varios de los países mencionados anteriormente continúan teniendo aumentos de precios año tras año. Es el
caso de Venezuela y Argentina, primero y sexto en la clasificación de territorios nacionales con más
inflación del mundo en 2021. Venezuela se quedó en el 686,4% según su banco central (BCV), aunque el Fondo
Monetario Internacional (FMI) eleva esa cifra al 1588,5%. En cualquiera de los casos, este país es el que
tiene la tasa más alta en la actualidad, al que siguen:
Venezuela – 686,4 % (BCV) – 1588,5 % (FMI)
Sudán – 359,1 %
Zimbabue – 98,5 %
Yemen – 63,8 %
Surinam – 59,1 %
Argentina – 48,4 %
Irán – 40,1 %
Etiopía 26,8 %
Angola – 25,8 %
Otro ejemplo de inflación a lo largo de la historia: Zimbabue
Como hemos visto, la inflación está presente en todos los países y momentos históricos. Analizar uno por uno
cada caso es tarea inabarcable, pero hay un caso más que destaca por encima de los demás: Zimbabue.
El gobierno de Robert Mugabe, depuesto en 2017, provocó que los precios se duplicasen
cada 24 horas (una
inflación mensual del 79.600.000 %). Para la historia de las inflaciones quedan los billetes por valor de
100 billones de dólares zimbabwenses (sí, con 14 ceros).