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La firma del contrato es el último paso de cualquier proceso de selección que hayamos pasado con éxito. Aunque, eso sí, con anterioridad habremos tenido que negociar nuestras condiciones laborales, como nuestro horario, nuestras vacaciones, nuestros beneficios empresariales pero, sobre todo, nuestro sueldo .

Generalmente, la oferta que recibiremos nos resultará extraña. Acostumbrados como estamos a comparar salarios mensuales, nos ofrecerán una cantidad al año que, divida por doce, nos podrá parecer muy superior a lo esperado.  ¿De verdad vamos a cobrar tanto? Pues probablemente no, fruto de un error muy común: confundir el sueldo bruto con el salario neto .

¿En qué se diferencia el bruto del neto?

Todos los trabajadores están obligados a tributar a Hacienda y cotizar a la Seguridad Social . Para los trabajadores por cuenta ajena, aquellos empleados por otra persona o empresa, este trámite es realizado directamente por la compañía, mientras que los autónomos, por su parte, tienen que hacerlo por cuenta propia.

Hacienda realiza una serie de retenciones mensuales sobre el salario en función de nuestros ingresos (el IRPF) y, además, la empresa abona en la Seguridad Social la parte correspondiente para que el trabajador pueda acceder a servicios como la prestación por desempleo o la pensión futura de jubilación.

Estas retenciones y abonos ya están incluidos dentro de nuestro salario y aparecen reflejados en nuestra nómina . Cuando negociamos el sueldo que vamos a percibir, normalmente lo hacemos incluyendo todos estos pagos obligatorios o, dicho de otro modo, en términos brutos al año . Si quisiéramos convertirlo en términos netos al mes, sería tan simple como restar los impuestos y las cotizaciones que pagamos y dividirlo entre el número de pagas (generalmente 12, 14 o 16).

Lo que ocurre es que, en realidad, de simple no tiene nada. El IRPF es un impuesto muy complejo que tiene en cuenta las circunstancias particulares de cada persona y que, además, es progresivo. Dos personas que cobren lo mismo en términos brutos al año no tienen por qué cobrar lo mismo en términos netos al mes. Entonces, ¿cómo lo podemos calcular?

Del bruto al neto: así se convierten los salarios

Existen bastantes aplicaciones en Internet a través de las cuales podemos transformar nuestro sueldo bruto anual a neto al mes , y viceversa. Una de ellas es Calcula tu Sueldo , una herramienta proporcionada por Analistas Financieros Internacionales (AFI) que tiene en cuenta todos nuestros factores personales, entre los que se encuentran la existencia de pagas extraordinarias, las rentas del cónyuge, nuestras retribuciones en especie, nuestra categoría profesional, la edad o los ascendientes y descendientes a nuestro cargo.

Por ejemplo, una persona nacida en 1985, soltera, con un sueldo bruto de 25.000 euros al año en 14 pagas, sin ascendientes ni descendientes a su cargo, percibirá un salario de 1388,07 euros al mes y dos pagas extras de 1.520,36.

Sin embargo, otra persona de la misma edad y con el mismo salario, pero casada y con un descendiente menor de 3 años a su cargo y otro mayor de 65, percibirá un salario mayor. Concretamente de 1.440,39 euros al mes más dos pagas extras de 1.572,68 euros.

Esta herramienta simula un sueldo bruto al cual se le aplican las retenciones establecidas por la Agencia Tributaria de acuerdo con la legislación vigente. No obstante, en algunas empresas o circunstancias, la empresa aplica retenciones diferentes sobre nuestro salario, mayores o menores, que pueden hacer que cobremos menos o más, respectivamente, cada mes.

Sin embargo, esto no quiere decir que vayamos a cobrar más dinero al año que otra persona a la que su empresa le está aplicando las retenciones de forma correcta, ya que tendremos que regularizar estos ingresos en nuestra siguiente declaración de la renta . En el balance anual, esta regularización hará que nuestros ingresos totales sean los mismos que los de otra persona que tenga nuestro mismo sueldo bruto y mismas circunstancias personales.

En definitiva, convertir nuestro sueldo en cifras que podemos entender no tiene por qué ser una tarea difícil. Tan solo es necesario recurrir a las herramientas apropiadas para saber si la oferta que nos plantea una empresa es interesante para nosotros o no.

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