Un préstamo hipotecario, un crédito al consumo, una obligación pendiente de pago con Hacienda o un cargos en
la tarjeta de crédito. Todos ellos son ejemplos típicos de deudas que todas las familias han de asumir a lo
largo de su vida y que condicionan su renta disponible. No en vano, una parte de
nuestros ingresos mensuales
deberá ser destinada al pago de una o más de estas obligaciones y, por tanto, no podrá ser
utilizada para
ahorrarla o para gastar en cualquier otra cosa.
Por esta razón, la reducción o eliminación de las deudas debería ser una
prioridad para todos nosotros. Si
bien no existe una forma mágica para eliminar nuestras obligaciones, sí que podremos seguir unos sencillos
consejos para que el pago de las deudas sea lo menos difícil posible.
Ampliar el plazo del préstamo
Es quizá la alternativa más obvia y una de las primeras que primero plantea la entidad financiera. La
ampliación en el plazo de amortización del préstamo consiste en alargar las cuotas
mensuales del mismo
durante un tiempo determinado, lo que hace que nuestra cuota mensual se reduzca.
Esta opción cuenta con el inconveniente de que, al ampliar el plazo, los intereses se aplican durante más
tiempo y, por tanto, terminaremos pagando un importe mayor cuando el contrato de préstamo finalice. A
cambio, con una cuota menor iremos más desahogados.
Solicitar un periodo de carencia
La carencia en un préstamo consiste en no amortizar capital durante un periodo de tiempo determinado, que
puede ir desde unos pocos meses a varios años. En este periodo de gracia, el deudor
solo pagará los
intereses correspondientes, por lo que la cuota mensual se ve reducida de manera
sensible.
No obstante, esta alternativa no está exenta de riesgos. Dado que durante este periodo de tiempo no se
amortiza ni un solo euro del préstamo, los intereses a pagar en los años sucesivos serán mayores y, por
tanto, el importe final puede aumentar bastante. Por tanto, el periodo de carencia se debe solicitar en
situaciones transitorias de falta de liquidez.
Negociar con el banco un cambio en las condiciones del préstamo
La mayoría de los préstamos, en especial los préstamos a largo plazo como los hipotecarios, suelen revisarse
periódicamente (generalmente cada año) con el objetivo de adaptar las condiciones del
mismo a las
circunstancias familiares y de mercado. Esta es una buena ocasión para renegociar y modificar
las
condiciones del préstamo que nos beneficie, como una modificación en los tipos de interés, en las comisiones
o en los seguros vinculados.
Cambia tu préstamo de banco o negocia uno nuevo
En cualquier caso, siempre podemos recurrir a otras opciones legales como es el de la subrogación
hipotecaria , aunque esta alternativa cuenta con la limitación de que solo se podrán modificar las
condiciones de tipo de interés y plazo de amortización, o el de la novación , extinguiendo el préstamo
actual y firmando uno nuevo con la misma entidad en condiciones más beneficiosas para nosotros.
Utilizar los ahorros y otros ingresos para amortizar deuda
En las circunstancias actuales, cualquier cantidad ahorrada o cualquier ingreso extra puede venir muy bien.
Utilizar este dinero para amortizar deuda puede ser interesante, en especial si la comisión por amortización
anticipada no existe o es muy pequeña. No obstante, conviene considerar cuál es la mejor opción si nos
decidimos por reducir la deuda de forma anticipada: reducir plazo o reducir cuota. No hay una opción mejor o
peor, ya que esta decisión depende de muchos factores.
Reunificar tus deudas
La reunificación de deudas es un producto financiero que consiste en agrupar todas las
deudas en un solo
préstamo hipotecario sobre la vivienda habitual. Pasaríamos a pagar una única cuota mensual
más reducida,
aunque esto no significa que vayamos a pagar menos por nuestras deudas en su totalidad, ya que lo que se
reduce es la cuota mensual.
Se trata de una solución a una situación de sobreendeudamiento con la que podremos reducir nuestros pagos
mensuales a cambio de firmar un nuevo préstamo hipotecario con unas condiciones de tipo de interés y de
plazo de amortización determinadas. Con ello se consigue reducir la cuota mensual, aunque se amplía el plazo
y se acabará pagando más al final.
Prepara un presupuesto familiar
El presupuesto familiar es una de las herramientas más interesantes para todas aquellas personas que buscan
ahorrar y gestionar sus finanzas personales. La forma de elaborar este
presupuesto consiste en un cuadro de
doble entrada con la totalidad de ingresos y los gastos del periodo, en el que se incluyen las cuotas
mensuales de nuestros préstamos; el objetivo es que a final de mes podamos ahorrar, al menos, un 10% de
nuestros ingresos que puedan destinarse posteriormente a amortizar deuda.
Se trata de un método en el que se apunta todos los gastos del periodo, agrupándolos entre aquellos gastos
imprescindibles y otros menos necesarios, de modo que podamos rebajar los gastos
prescindibles si fuese
necesario para destinarlos a la amortización de deudas.
En definitiva, si bien es cierto que la reducción de deudas no es una tarea en absoluto sencilla, existen
algunos consejos que podemos llevar a cabo para acabar pagando menos mes a mes en nuestra factura deudora.