Cómo usar ETFs para invertir en bonos
En los últimos años, invertir en renta fija ha sido decepcionante para muchos. ¿Cómo podía ser que un fondo de renta fija, que se supone que es conservador, bajara tanto en 2022? Eso ha llevado a que los inversores con menos experiencia empiecen a entender que la renta fija no es tan fija como pensaban (como explicábamos aquí en 2022).

Sin embargo, la intuición no es mala. Invertir en bonos debería ofrecer un rendimiento constante, siempre que se mantengan hasta vencimiento (o sea, hasta la fecha en que se devuelve el dinero), y no quiebre la empresa o gobierno a quien le prestas el dinero. En ese caso, da igual que el precio de esos bonos cambie en el mercado, porque sabes que a vencimiento vas a recibir lo invertido y los intereses. Pero en el caso de los fondos, que en general no tienen vencimiento, cada día tienen que ajustar el valor de las participaciones a partir del precio de los bonos que fija el mercado. Y por eso pueden ver bajar su inversión, sin tener claro cuándo volverá a recuperarse en el futuro.
Los ETFs de renta fija Los ETFs (Exchange Traded Funds o fondos cotizados) son fondos de inversión que cotizan en bolsa. Una de las diferencias fundamentales entre un fondo de inversión tradicional y un ETF es que puedes ver su valor liquidativo en tiempo real mientras el mercado está abierto. La consecuencia de esto es que puedes comprar y vender en cualquier momento sabiendo el precio al que lo haces.

Los ETFs de renta fija no se diferencian, a priori, de los fondos de renta fija en nada más que en el hecho de que cotizan. Aunque hay matices que es importante aclarar.
Los ETFs que replican índices de bonos Igual que en los ETFs de acciones, abundan los ETFs que replican el comportamiento de un índice de renta fija. Aunque hay muchos inversores que no conocen estos índices, sí existen y son relevantes. Por ejemplo, el índice Bloomberg Global Aggregate se podría considerar el equivalente al índice de acciones MSCI ACWI (All Country World Index), porque contiene miles de bonos de gobiernos y de empresas de los principales mercados desarrollados y emergentes.

Dentro de los índices de renta fija (y, por lo tanto, de los ETFs que los replican) los hay que buscan incluir un tipo concreto de bonos, con criterios como:
Que sean sólo de países específicos o regiones (de EE. UU., de Europa, de mercados emergentes, de China…). Buscando una duración media de la cartera (menos de 1 año, de 1 a 3 años, de 5 a 7 años…), que implica que siempre van a estar invertidos en bonos con esa duración. Bonos ligados a la inflación, que ajustan su valor en función de los cambios en la inflación de cada año. Que sean de entidades públicas (como gobiernos o administraciones locales), de empresas, o titulizaciones. Que los bonos sean de alto rendimiento, también llamados bonos basura, o high yield, que tienen un alto riesgo de impago. Por ese motivo tienen que ofrecer una rentabilidad mayor, acorde a su riesgo. En la moneda (divisa) de origen o con la moneda cubierta. Por ejemplo, se puede invertir en un índice de bonos estadounidenses, que cotizan en dólares, pero que tengan la divisa cubierta. En ese caso, llevan el apellido hedged en el nombre del ETF. Cubrir la divisa sirve para que no le afecten los movimientos de la moneda en la que cotizan los bonos contra las otras monedas. En el ejemplo, si el ETF en dólares ofrece un 3% en un año, y el dólar ha perdido un 5% contra el euro, un inversor español perdería cerca de un 2% si invierte en el ETF de la moneda de origen, pero ganaría cerca de un 3% si invierte en el ETF hedged (cubrir la divisa tiene un coste, que hace que la rentabilidad sea algo menor, pero ayuda a reducir la incertidumbre). Lo mismo pasa a la inversa, es decir, se puede ganar y perder dinero tanto por lo que se muevan los bonos como por lo que se muevan las monedas. Por este motivo, los inversores más conservadores prefieren cubrir la divisa. Que tengan en cuenta criterios ESG o de sostenibilidad.
Los ETFs de gestión activa En los últimos años se han empezado a ver ETFs de renta fija de gestión activa, aunque todavía no son muy conocidos por el inversor medio. La diferencia con los que intentan replicar el comportamiento de algún índice es que hay un gestor que toma decisiones sobre qué bonos hay que comprar y cuáles vender.

Igual que en los fondos de gestión activa, en el folleto del ETF tiene que quedar clara cual es la política de inversión que va a seguir el gestor y las limitaciones para invertir en cada categoría de bonos (por ejemplo, puede especificar que no invertirá más del 5% en bonos basura o high yield, o que sólo invertirá en bonos en euros para no tener riesgo de divisa).
Los ETFs como forma de invertir en bonos Quizá una de las formas de invertir en ETFs que sea más diferente a los fondos de renta fija es construirte tu propia cartera de bonos. Por ejemplo, si sabes que vas a necesitar recuperar el dinero en 3 años, puedes buscar un ETF que invierta en bonos que vencen en 3 años, y que el propio ETF venza pasados esos tres años. Y elegir si quieres recibir intereses por el camino, o que se vayan acumulando hasta que llegue el vencimiento.

Sería el equivalente en ETFs a los fondos con rentabilidad objetivo, que compran una cartera de bonos con una fecha de vencimiento específica, de forma que, al llegar esa fecha, el fondo deja de cotizar, y los partícipes recuperan su dinero con los intereses.

Dentro de esta categoría, se puede seguir una estrategia llamada escalera de bonos: se compran ETFs de bonos que vencen en distintos momentos. Por ejemplo, se divide el dinero a invertir entre 5 y se invierte la primera parte en un ETF que vence en un año, las segunda en uno a dos años, y así sucesivamente. De forma que cada año de los próximos 5 vencerá una parte, y tendrá que elegir si la reinvierte a un plazo mayor o no, según le interese, con el nivel al que estén los tipos de interés en ese momento.

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