“A la mayoría de la gente que gana mucho dinero se la ve con facilidad. No suelen escatimar esfuerzos para hacerse notar. La riqueza, en cambio, está escondida. Son ingresos no gastados. (…) Su valor radica en ofrecerte opciones, flexibilidad y crecimiento para poder comprar un día más cosas de las que podrías comprar ahora mismo”
Morgan Housel en La psicología del dinero.
Ahorrar no es fácil. La prueba es que alrededor del 40% de las familias no consiguen ahorrar dinero a final de mes. ¿Es esto un consuelo para los que no ahorran? No debería serlo… También se sabe que los españoles ahorramos, en media, 10 de cada 100 euros que ingresamos, desde que empezó el siglo XXI.
Vivimos rodeados de publicidad de cosas apetecibles y a veces es difícil resistirse. Pero nos jugamos mucho. Aparte del motivo obvio de aquellas familias que apenas consiguen ingresos para pagar lo básico, ¿cuáles son los motivos por los que tanta gente no consigue ahorrar?
Ahorrar no es agradable
Crecemos queriendo tener dinero y ser independientes. Así que, cuando por fin tenemos un trabajo y recibimos un sueldo, nos apetece gastarlo. El problema es que nadie nos explica en el colegio cómo hay que utilizar el dinero.
El proceso de quitar de lo que tienes hoy para que lo puedas disfrutar en el futuro se tiene que entrenar. Algunos tienen la suerte de aprenderlo en casa (esperar un par de días antes de comerte los caramelos que te han regalado en un cumpleaños, dejar pasar un tiempo desde que sale la película que te gusta antes de ir a verla…), pero muchos otros lo tienen que aprender de mayores. Y no es fácil. Es tres veces más fuerte el dolor por la pérdida de algo (esa tableta nueva que estabas a punto de comprar, que tanto te apetecía y que ya habías asumido que ibas a disfrutar) que la satisfacción por conseguirla.
Si eres de los que no pueden tener delante unos bombones sin coger uno, o de los que piden postre, aunque estén llenos, o de los que necesitan comprarse el último modelo de teléfono móvil, aunque todavía les funcione el actual, tienes una tarea: vencer los impulsos. Porque ahorrar no es agradable, implica fortalecer la voluntad, obligarse a no gastar una cantidad de dinero… Y mantenerse firme un mes tras otro antes de poder ver los frutos. Estamos priorizando al “futuro yo”, y nos lo agradecerá.
Los demás nos empujan a no ahorrar
¿Has probado alguna vez a decirle a un compañero de trabajo cuánto dinero tienes ahorrado? Seguramente no, es un tema que da vergüenza compartir, porque no estamos seguros del juicio que hará la otra persona sobre nosotros. “Seguro que tiene más dinero que yo y quedo fatal”; “A ver si se va a pensar que soy rica” … Es normal, solo 1 de cada 10 españoles habla de dinero con sus compañeros de trabajo.
Sin embargo, a nadie le sonroja enseñar el móvil que se acaba de comprar, o su nuevo reloj inteligente que hace de todo. Ni compartir que se va de vacaciones a una isla paradisíaca durante un mes con todo pagado. No está mal visto gastar el dinero en cosas atractivas.
El ahorro no se ve
Gastar dinero ha pasado a entenderse como sinónimo de riqueza. Pero cada vez que gastamos dinero somos un poquito más pobres. Es imposible conseguir acumular un patrimonio sin antes ahorrar dinero.
Pensamos que todo lo que gasta el vecino es porque tiene mucho dinero. Y como él lo hace, pensamos ¿y por qué yo no? Pero no consideramos que mucha gente, incluso la que gana mucho dinero, tiene que pedir préstamos o que gasta tanto que apenas tiene ahorros.
El ahorro no se ve, no te sientes orgulloso cada día, no da estatus en la sociedad, porque no se comparte. Y, sin embargo, cuando lo necesitamos para cosas verdaderamente importantes, es cuando nos alegramos por haber ido construyendo una buena cantidad de ahorros.
Con todas estas barreras, ¿qué hago para conseguir ahorrar?
No hace falta compartir con los demás cuánto tenemos ahorrado, ni cuánto conseguimos ahorrar cada mes. Pero sí es bueno tener muy claro para qué ahorramos. Porque si no, en el día a día, vamos a tener muchas tentaciones. Desde el familiar que nos critica diciendo que “vas a ser el más rico del cementerio”, hasta los que piensan que eres “un poco rata” porque prefieres no salir a desayunar todas las mañanas.
Para formar una familia, para comprar una casa, para poder pagar sin problemas la universidad de mis hijos, para tener una buena cantidad ahorrada en caso de emergencias, para invertirlo y poderme jubilar tranquilamente y cuando quiera, o incluso porque me da la gana… decide la tuya y tenla muy presente.
Si entre tus amigos y familiares abundan los que tienen la costumbre de ahorrar, lo tendrás más fácil. Si no, tendrás que mantenerte bien firme en el propósito.
Para evitar seguir dejándolo para más adelante hay que ponerse una fecha. Más cercana que lejana. Por ejemplo, empezar el mes que viene con 10 euros, o con 50 o con 200, cada uno según su capacidad. O empezar a guardar la mitad de las pagas extras. Y ponérnoslo fácil, sacando el dinero de la cuenta corriente a una cuenta de ahorro, para no poderlo gastar sin darnos cuenta.
Por último, lucha contra las excusas. Es hacerse trampas al solitario. Es verdad que el coste de la vida es muy alto, que los sueldos en España son bajos (en comparación con Europa, por ejemplo), que surgen imprevistos… pero tienes que tomar el control sobre tu dinero. Nadie mejor que tú sabe de dónde puedes recortar. Empieza por hacerte un presupuesto, para tener bien controlados todos los gastos, y luego decide de dónde se puede recortar un poco.