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A lo largo de la historia de las finanzas, los inversores han debatido sobre dos estrategias contrapuestas: estar siempre invertido , con un enfoque en el largo plazo, o entrar y salir del mercado  con frecuencia, es decir, comprar y vender buscando los mejores momentos.

“Market timing”: ¿es entrar y salir del mercado la mejor estrategia?

Para maximizar ganancias, lo ideal es entrar en el mercado cuando se producen las cotizaciones más bajas -y así beneficiarse de la subida de precios de las acciones- y salir cuando el mercado haya dado muestras de estar en máximos, y repetir el proceso a lo largo del tiempo. Esta estrategia, que no tiene un nombre en español, es conocida como “ market timing” .

No es un modelo sencillo de llevar a la práctica . Su principal problema es que, por su naturaleza, los mercados financieros son impredecibles en el corto plazo. Ni la información es perfecta, ni los participantes son necesariamente racionales. Que los mercados suban o bajen depende de la interacción de millones de decisiones individuales de millones de participantes.

Es cierto que se pueden hacer previsiones sobre algunos factores, como el crecimiento económico o la liquidez. Pero estas previsiones pueden ser desbaratadas con facilidad ante cualquier evento inesperado. Por ejemplo, una pandemia. No sabemos cómo se va a desarrollar ni qué tipo de recuperación económica dejará detrás.

El segundo problema de esta estrategia es que entrar y salir del mercado supone un sobrecoste en comisiones y peajes fiscales que reducen la rentabilidad real. Además, estas estrategias suelen implicar un coste elevado -de tiempo y dinero- en análisis.

El resultado es que la inmensa mayoría de los gestores o expertos que utilizan esta estrategia son incapaces de hacerlo mejor que el mercado en general . Los números varían según el mercado específico que miremos, pero en general, en periodos superiores a 10 años, lo más común es que más del 80 % de los gestores que activamente entran y salen del mercado fracasen en su intento de hacerlo mejor que el agregado del mercado en que invierten.

Esto quiere decir que, por ejemplo, en un periodo de 10 años, más del 90 % de los gestores activos (es decir, decidiendo qué empresas seleccionar y cuándo entrar y salir) que invierten en la bolsa de EEUU, son incapaces de obtener una rentabilidad mayor que la del índice S&P500.

Cuánto pierdes si te pierdes lo mejores días del mercado

Cuando haces  market timing , asumes que vas a estar fuera del mercado durante periodos más o menos largos de tiempo, para protegerte de caídas. Pero haciendo esto corres el riesgo de perderte sus mejores días . Y aunque parezca una circunstancia sin importancia, su impacto en la rentabilidad es enorme.

Un famoso estudio de JP Morgan Asset Management muestra que la rentabilidad se reduce de forma notable con sólo perderse algunos de los mejores días del mercado. Por ejemplo, para una inversión en el S&P 500 entre 1997 y 2017, si te pierdes los 10 mejores días del mercado -a lo largo de esos 20 años- estarás perdiendo en torno a 3,7 puntos de rentabilidad anual. Y si te pierdes los 30 mejores días, tu rentabilidad pasa a ser negativa .

Un dato que tendemos a olvidar es que las mayores subidas de los índices se suelen producir justamente en periodos de inestabilidad y elevada volatilidad . Por poner un ejemplo, si vemos las mayores subidas y bajadas del S&P 500 en los últimos 15 años, vemos que se han producido en un margen pequeño de tiempo, y a menudo muy cerca unos de otros.

Mayores subidas S&P 500 Mayores caídas S&P 500
13/10/2008 11,58% 16/03/2020 -11,98%
28/10/2008 10,79% 12/03/2020 -9,51%
24/03/2020 9,38% 15/10/2008 -9,03%
13/03/2020 9,29% 01/12/2008 -8,93%

Por eso, si decidiste vender durante el mes de marzo de 2020, en mitad de las caídas provocadas por el Covid-19, te habrás perdido ya dos de los cuatro días con mayores subidas de los últimos 15 años .

¿En qué consiste la estrategia «buy-and-hold»?

La alternativa al “ market timing”  es la estrategia de “comprar y mantener”, que a menudo se denomina con su término inglés, “buy-and-hold” . Consiste en comprar una cartera y mantenerla de manera constante, pase lo que pase en los mercados financieros.

En este modelo de inversión, la asignación de activos  (o “ asset allocation” ) es el elemento central. Es lo que traduce tus objetivos de inversión en una cartera específica (compuesta por acciones, bonos, fondos, inmuebles, oro, o lo que mejor se ajuste a tus necesidades) que se mantiene a lo largo de los años, o, como mucho, se ajusta de manera muy lenta si las necesidades cambian. Esta estrategia obliga a los inversores a exponerse a las caídas, pero también les permite beneficiarse de esas subidas abruptas que experimenta la bolsa en periodos de turbulencia. Una ventaja adicional de este tipo de estrategia es que permite aprovechar mejor el potencial del interés compuesto.

Además, invirtiendo a largo plazo se reduce la volatilidad de la inversión total de forma significativa . Por ejemplo, en la bolsa mundial , a lo largo de los últimos 30 años, en periodos de inversión de un año, se han vivido tanto ganancias como pérdidas que superan el 50 % de la inversión inicial. Sin embargo, si miramos periodos de inversión de cinco años, el rango de rentabilidades medias anuales obtenidas va desde el -3 % hasta el 15 %. Es decir, en el peor periodo de 5 años que hemos vivido en los últimos 32, un inversor habría perdido un 3 % anual, pero uno que invirtiera en el mejor periodo de 5 años habría conseguido un 15 % cada año. Si seguimos extendiendo el periodo de inversión, casi desaparece el impacto de invertir en un periodo u otro. Más allá de los 20 años, la rentabilidad es similar en el mejor y en el peor de los casos: alrededor de un 7 %.

Con el tiempo, se reduce la diferencia entre la  rentabilidad anualizada  mínima y máxima. De hecho, el índice nunca ha arrojado rentabilidades anualizadas negativas  en  periodos superiores a 13 años .

¿Cuándo es recomendable usar la estrategia «buy-and-hold»?

Siempre es buen momento para invertir en bolsa a largo plazo, y más después de una caída importante como la que se ha producido  como consecuencia de la epidemia de Covid-19 . Lo importante en todos los casos es crear  una cartera diversificada a nivel mundial  y con bajos costes, una cartera que incluya componentes que se ajusten a tu nivel de aversión al riesgo, incluyendo algún elemento de cobertura, como bonos u oro.

Además, y dado que se ignora el comportamiento a corto plazo de los mercados,  lo interesante es realizar aportaciones periódicas para suavizar el impacto de la volatilidad . Si la bolsa cae entre dos aportaciones, estarás comprando más barato, y si sube, la primera parte habrá sido invertida con éxito

Gestión activa o gestión pasiva: ¿qué es mejor?

Difieren, fundamentalmente, en los siguientes factores:

  • Productos en los que inviertes : la estrategia ”buy-and-hold”  está a menudo ligada a la gestión a través de fondos indexados  (también conocida como gestión pasiva) en los que se invierte en países o regiones completas. Por ejemplo, para invertir en EEUU, se invierte en un fondo que replica el índice más popular, el S&P500. Ese fondo contiene acciones de esas 500 empresas, en la misma proporción en la que componen ese índice. Esa inversión se mantendrá en el tiempo, independientemente de la evolución del mercado. Una estrategia activa, en la mayoría de los casos, seleccionará de entre las 500 que componen el índice, aquellas que el gestor considere que tienen más potencial de revalorización. Además, éste decidirá cuando es buen momento para entrar y salir.
  • Tiempo dedicado : la gestión activa exige una dedicación importante para encontrar los activos que mejor respondan a tu estrategia de inversión. En el caso de la gestión pasiva, tan solo hay que decidir cuál será la cartera que mejor se adapta a nuestro perfil, y mantenerla. También puede delegarse en un experto, pero eso también añadirá costes.
  • Comisiones : la gestión activa es un modelo más caro porque los gestores tienen que seleccionar aquellos activos que mejor se van a comportar para superar la rentabilidad del mercado. En el caso de la gestión pasiva, los costes son menores: la gestión se reduce a replicar los índices y, por eso, pueden ofrecer productos con comisiones más bajas.
  • Periodo de inversión: la gestión activa puede tener un enfoque a corto o a largo plazo. La gestión indexada, tradicionalmente, suele estar vinculada a periodos de inversión largos.

Con una cartera diversificada, de bajo coste y que se mantenga en el largo plazo, muchos ahorradores pueden obtener acceso a rentabilidades históricas de la bolsa, muy superiores a las de los productos de ahorro tradicionales.

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