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Formas de invertir en las empresas: los bonos privados
¿Sabías que las empresas tienen más formas de financiación que la que le proporcionan sus accionistas o los bancos? ¿Y sabías que nosotros, como ciudadanos de a pie, podemos ser también acreedores de las mismas? Si ya lo sabías, entonces muy posiblemente conocerás el término empréstito.

Además, si tienes un dinero ahorrado, es posible que te interese saber que estos productos ofrecen en muchas ocasiones una rentabilidad mayor que otros productos financieros de renta fija, como los bonos del estado o las letras del estado. Pero, ¿qué son realmente los empréstitos?

¿Qué son los títulos de deuda privada? Los empréstitos son fuentes de financiación empresarial que se dividen en partes alícuotas, muy similares a la deuda del estado, con la diferencia de que son las empresas las que los emiten, y no el estado, por lo que el riesgo de estos títulos dependerá en gran parte de la solvencia de la compañía, siendo tanto más rentables cuanto mayor riesgo comporte la operación, en general ofreciendo una rentabilidad mayor que la deuda del estado.

En estos títulos de deuda el inversor presta una cantidad determinada de dinero a la empresa, convirtiéndose de esta manera en acreedor de la misma, con la promesa de recibir una cantidad fijada anualmente en concepto de intereses, llamada cupón, y generalmente recibiendo la totalidad del dinero prestado cuando vence el préstamo.

Tipos de empréstitos de empresa Al igual que ocurría con la deuda pública, la deuda privada también posee diferentes tipos de títulos, que son las partes alícuotas de ese empréstito: pagarés, bonos y obligaciones. La principal diferencia entre estos títulos está en el plazo de reembolso de las deudas. Pero, a diferencia de la deuda pública, no es la única.

En el caso de los pagarés de empresa, son el título de deuda privada equivalente a las letras del tesoro, en el sentido de que están emitidos a corto plazo, y proporcionan una gran liquidez. Pero además, se emiten siempre al descuento. Es decir, los inversores adquieren el título a un precio menor a su nominal para de esta manera hacerlos más atractivos; por lo general, se emiten con un descuento que se corresponde con la cantidad de intereses a pagar durante toda la vida del préstamo, por lo que al final se devuelve sólo el nominal del mismo. Estos títulos se conocen también como cupón cero, ya que no existe pago periódicos de cupones, y la totalidad del título se devuelve al finalizar el plazo del mismo.

Los bonos y obligaciones privados se corresponden con los bonos y obligaciones de deuda pública. En España, cuando los empréstitos se emiten a un plazo menor a cinco años, se llaman bonos, mientras que si se emiten a un plazo superior se llaman obligaciones. En otros países, se usa el término genérico bonos para cualquier vencimiento.

Pero además, existen diferentes modalidades de formalizar estos bonos y obligaciones. Debido a la gran competencia que existe entre las empresas para obtener financiación externa, los títulos de deuda deben ser atractivos para los inversores. Así, se emiten al descuento como en el caso de los pagarés, o con una prima de reembolso. Esto quiere decir que al vencimiento se recibe la totalidad del nominal del bono más una porcentaje éste.

Otra forma bastante atractiva es la de contratar bonos convertibles, que confieren el derecho a los obligacionistas (así se llaman los tenedores del bono) a cambiarlos por acciones de la empresas en una fecha determinada. Se pagan los cupones correspondientes hasta que llega la fecha fijada, a partir de la cual el obligacionista tiene derecho:
Efectuar la conversión o canje, y se reciben una serie de acciones a cambio de la obligación o bono. Quedarse con los bonos u obligaciones, hasta la siguiente fecha de canje o vencimiento del bono, percibiendo los intereses correspondientes.
¿Hay riesgo en estas operaciones? Estos títulos están emitidos como renta fija. El riesgo depende de la solvencia de la empresa que emite estos títulos de deuda. Por lo general, suelen tener más riesgo que los que emite un estado. Pensad que la solvencia de todo un país no tiene nada que ver con la solvencia de una empresa. Por esto precisamente se paga lo que se llama la prima de riesgo, o lo que es lo mismo, un sobreprecio por contratar un activo que tiene mayor riesgo que la deuda del estado, por lo que la rentabilidad suele ser mayor.

Pero no sólo la solvencia nos define el riesgo. Existe una institución pública, llamada CNMV , que es la encargada de regular el funcionamiento de este tipo de títulos, entre otros. Por lo general, las emisiones privadas de deuda garantizadas por la CNMV no comportan mayor riesgo, ya que ha sido este organismo el que ha evaluado previamente si puede existir cierto riesgo de impago por parte de la empresa que los emite.

Por tanto, comprobar los folletos registrados en la CNMV es el primer paso antes de acceder a los pagarés o bonos de las empresas. Esto nos proporciona una idea de que el riesgo es mucho menor que aquellos que no están regulados por este organismo.

Un ejemplo práctico Francisco tiene 1.000 euros ahorrados que quiere invertir. Consultando diversos expertos y asesores financieros decide invertir ese dinero en bonos a tres años de la empresa “X”. Estos bonos tienen un nominal de 1.000 €, un interés del 5% anual y una prima de reembolso del 10% del nominal.

Se puede ver a simple vista que el reembolso va a ser mayor que el nominal del bono, por tener una prima de reembolso. Es decir, al finalizar el período de reembolso de este bono, la empresa devolverá 1.000 + el 10% de 1.000, es decir, 1.100. Análogamente, podremos calcular el valor del cupón que será de 50 euros al año (1.000 × 0,05). La cantidad de dinero que ganaremos con esto será de 250 €, 1.250 (1.000 del nominal, 50 de intereses anuales por tres años, y 100 de la prima de reembolso) que la empresa nos reembolsa menos los 1.000 que hemos prestado.

Pero como sabemos, el valor del dinero en el tiempo no es lo mismo, y tendremos que actualizarlo. Lo que nos indica realmente lo que vamos a ganar es el valor actual del bono; se calcula aplicando las siguientes matemáticas financieras:

Donde i es el interés anual pagado, y pr es la prima de reembolso (en valores absolutos). Con todo esto el valor del bono será de 1.086,39 €, que será el valor real del bono que deberemos estudiar.

Como se puede ver, los empréstitos funcionan de una manera similar que cualquier otro instrumento de renta fija, como los bonos del estado o bien un depósito bancario, pero tienen una serie de particularidades que los hacen más atractivos que otros. De todos modos, que compense contratar este tipo de inversiones ya depende de la situación personal de cada persona y de su adversión al riesgo.
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