“No ahorres lo que te queda después de gastar; lo que tienes que hacer es gastar lo que te queda después de ahorrar”
Warren Buffett
Para la mayoría de los españoles ahorrar supone una dificultad. En los últimos 20 años los españoles han ahorrado cerca del 10% de sus ingresos anuales. Sin embargo, hay auténticos campeones del ahorro y otras personas que llegan justas a final de mes.
¿Qué es el ahorro para mí?
Mucho depende de la percepción que tenemos sobre el ahorro. Para algunos es doloroso, porque lo asocian a restricciones, limitaciones, renuncias… si pensamos que ahorrar es algo doloroso pero necesario, como una dieta que nos manda el médico para mejorar nuestra salud, será muy complicado que seamos constantes. Quizá el primer mes, cuando estemos motivados, lo consigamos. Pero no durará. Y es lógico porque, ¿a quién le gusta estar toda la vida sufriendo por lo que no puede hacer?
Por eso, tenemos que empezar a ver el ahorro como lo que es, un sueldo que pago a las personas más importantes del mundo: mi familia y yo. Un sueldo para ayudarme a vivir más tranquilo y poder hacer más cosas. Para que el dinero sea una ayuda para construir la vida que quiero, en vez de necesitar ganar dinero para pagar los gastos imprevistos que me llegan, o las deudas pasadas.
Imaginemos cualquier decisión importante que tengamos que tomar en el futuro: desde comprarnos una casa hasta cambiar de trabajo; lanzarnos a una aventura empresarial o cambiar de ciudad de residencia; comprarnos ese capricho que queremos para nuestro tiempo libre o matricular a nuestros hijos en una gran universidad americana… nuestros sueños estarán más cerca si nuestro dinero está bien organizado. Aumentan las posibilidades, y también nuestra sensación de control y bienestar.
La regla fundamental: ahorra antes de gastar
De todos los consejos para ahorrar que escriben los expertos, hay uno en el que todos coinciden: pagarse a uno mismo en primer lugar, es decir, separar una parte de la nómina nada más recibirla, y poner ese dinero en otra cuenta. Idealmente en una cuenta de ahorro que pague intereses cada mes.
¿Cómo conseguirlo? Con una orden automática, una transferencia periódica que mande cada día 1 del mes la cantidad que elijamos a la cuenta de ahorro. La clave es que, mentalmente, ese dinero desaparece de la cuenta en la que tenemos el dinero para el día a día y, por lo tanto, desaparece de nuestra cabeza. Porque sabes que es el “gasto” más importante para tu futuro, y eso hace que lo valores mucho más.
Trucos para gastar menos
Cuando ya nos hemos propuesto en serio empezar a ahorrar e intentar aumentar la cantidad ahorrada, hay que analizar en serio de dónde podemos recortar gastos. Aprender a vivir de forma más frugal sirve para gastar menos hoy, pero también para sacar más jugo del dinero ahorrado cuando llegue el momento de gastarlo. No se trata de vivir exclusivamente con lo justo o de pasar necesidad para conseguir ahorrar mucho, sino de ver qué gastos o cosas, en realidad, no nos aportan mucho:
Lo primero, si tenemos deudas que nos cobran intereses muy altos, es reducirlas y eliminarlas. El dinero que pagamos en intereses es un gran ejemplo de gasto que no contribuye a que vivamos mejor
Evitar las compras impulsivas, dejando pasar 2 o 3 días antes de comprarlo, para pensar con frialdad si realmente lo necesitamos
Hay que revisar cada cierto tiempo las suscripciones: ¿merece la pena pagar el gimnasio, si apenas voy?, ¿para qué estamos suscritos a 3 plataformas de televisión?
También deberíamos analizar los gastos pasados para ver qué cosas no nos han aportado el valor que esperábamos en el momento de la compra (y no repetir ese tipo de gastos en el futuro)
Para los que se atrevan a ir un paso más allá, y quieran reducir drásticamente sus gastos, algunas ideas pueden ser vivir cerca del lugar de trabajo, evitar comprarse coches caros (y menos aún, usando préstamos), evitar los móviles, ordenadores o tabletas caras, cancelar la suscripción a la televisión de pago, evitar el reparto a domicilio…
Una clave que utiliza mucha gente para darle un empujón al ahorro es vender aquello que ya no usan en plataformas de segunda mano: liberan espacio y consiguen un dinero extra.
Otras reglas que funcionan
Para aquellos que son muy metódicos, hay otra recomendación recurrente entre los expertos del ahorro, dividir el presupuesto en grandes bloques:
El 50% para cubrir los gastos necesarios para vivir: alquiler/hipoteca, comida, luz, agua, ropa…
El 20% para ahorro sistemático, que parece poco, pero es más del doble que la media de las familias españolas
El 30% restante para todo lo demás: cenar fuera, ir al cine, caprichos, suscripciones…
Y para aquellos con una disciplina férrea, pueden utilizar el método de los sobres: guardar a principio de mes el dinero en distintos sobres, según su finalidad, en función del presupuesto que hayan fijado para cada cosa.
Estos métodos funcionan, pero son algo rígidos y necesitan que le dediquemos más tiempo.
Un plan realista adaptado a ti
Todas las reglas que hemos visto sirven para casi todo el mundo, pero cada uno tiene que entender cómo debe ahorrar con sus circunstancias. No podrá ahorrar lo mismo un joven que acaba de empezar a trabajar y que vive con sus padres, que un padre de familia numerosa que además está pagando una hipoteca.
Lo que aplica a todo el mundo es que debemos ser un poco ambiciosos con nuestro plan de ahorro, intentar ahorrar un poco más de lo que pensamos que podemos. ¿Cómo conseguirlo?
Revisamos nuestras cuentas de los últimos meses… ¿cuánto dinero podemos apartar sin que nos suponga llegar con dificultad a final de mes?
Pongamos, por ejemplo, que son 200 euros, que muchas veces nos gastamos en tonterías, pero que podríamos vivir sin ellas perfectamente.
Ajustamos un poco hacia arriba, y ordenamos la transferencia automática por 250 o 300 euros.
En 3 o 4 meses revisamos cómo estamos llegando a fin de mes, si nos hemos pasado, o si podemos ahorrar un poco más.
El primer objetivo de este ahorro es conseguir un buen colchón de ahorros, cada uno según su situación personal. Si no lo tenemos todavía, es más urgente empezar pronto a ahorrar en serio.
Una vez conseguido el colchón, que nos da un mínimo de tranquilidad ante imprevistos, el ahorro que vayamos consiguiendo nos irá acercando a poder tomar las decisiones futuras de gasto de dinero con más facilidad.
Por último, para aquellos que no se vean capaces de mantener el ritmo de ahorro, puede ayudar explicarle el plan a alguien y rendirle cuentas de vez en cuando, para no desviarse del propósito inicial.