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¿Cómo funcionan los depósitos a plazo fijo?
Nuestras abuelas han sido siempre muy conservadoras con sus ahorros. Al principio guardaban el dinero debajo de un colchón; más adelante, con la generalización de las cuentas corrientes, comenzaron a operar con los bancos, actualizando sus famosas cartillas cada vez que iban a la sucursal a retirar dinero. En la actualidad, son muchas las personas que guardan su dinero en depósitos a plazo fijo. ¿Qué son los depósitos a plazo fijo? Se trata de uno de los productos bancarios más conocidos y con mayor aceptación por el público general para guardar sus ahorros y obtener por ellos una cierta rentabilidad. Si hasta nuestras sabias abuelas guardan su valioso dinero en estas cuentas, por algo será.

El funcionamiento de los depósitos a plazo fijo es sencillo. Se trata de un producto financiero por el cual una entidad financiera, a cambio del mantenimiento de una cantidad de dinero inmovilizado durante un período de tiempo determinado, proporciona una rentabilidad fija a la persona que lo contrata.

El término «a plazo fijo» no suele utilizarse en la práctica, sino que tanto los bancos como los clientes utilizan el plazo durante el cual el dinero va a estar inmovilizado. Por ejemplo, «depósito a dos años» o «depósito a tres meses».
¿Cómo calcular el rendimiento de mi depósito? Todo depósito a plazo fijo tiene tres variables fundamentales: el capital inicial, el plazo y el tipo de interés. Si disponemos de estas tres variables, podremos calcular cuál será el montante total recibido al término de la operación financiera.

En los folletos y escaparates de las sucursales bancarias aparecen tanto el tipo de interés como el plazo del depósito. El primero de ellos suele venir reflejado como la TAE que, al ser una tasa anual, ha de convertirse a una magnitud que permita realizar el cálculo correspondiente si el plazo del depósito no es anual (es decir, si es trimestral, semestral, bimestral…).

En general, el cálculo de los intereses es muy sencillo. No obstante, el Banco de España ha puesto a disposición de los ciudadanos una calculadora para saber realmente cuánto obtendremos por nuestro dinero si nos decantamos por un producto de este tipo.
¿Se puede sacar el dinero de un depósito? En líneas generales, los depósitos a plazo fijo no permiten retirar el capital de manera anticipada ni facilitan ventanas de liquidez a sus clientes por lo que, en caso de necesitar el capital antes de que llegue el vencimiento, nos podemos enfrentar a una penalización.

Estas condiciones suelen ser parte de la letra pequeña del contrato, a la que pocas veces le solemos prestar atención. Sin embargo, es un elemento trascendental. Cada entidad cuenta con sus propias fórmulas y cláusulas, pero normalmente suelen aplicar una reducción de los intereses pactados o una comisión de cancelación, que suelen rondar en torno al 0,5 % o 1 % del capital retirado.

No obstante, según el código de buenas prácticas recogido por el Banco de España, el importe de estas penalizaciones no debe superar nunca al de los intereses brutos devengados.
¿Por qué los depósitos a plazo fijo gozan de tanta aceptación? En la actualidad, debido al contexto de bajos tipos de interés en el que nos encontramos, los depósitos a plazo fijo han perdido parte de su atractivo en relación a otros productos que, como la renta variable, proporciona un mayor interés a cambio de asumir un mayor riesgo.

Sin embargo, los depósitos a plazo fijo siguen siendo el producto preferido por aquellos ahorradores que tienen una mayor aversión al riesgo. Las razones de esta aceptación son diversas, pero se resumen en las siguientes:
Son productos muy seguros que, además, tienen cubiertos los primeros 100.000 € a través del Fondo de Garantía de Depósitos español. El depositante no deberá preocuparse, por tanto, por la incertidumbre asociada a todo producto de inversión puesto que, al menos en el caso de los depósitos, el montante total está garantizado. El tipo de interés es, generalmente, superior al de otros productos de renta fija como las letras, los bonos y las obligaciones del Estado. Esto se explica por la aparente menor seguridad que ofrecen los bancos con respecto a los Gobiernos. Su operativa es sencilla. Tradicionalmente, nuestro director de oficina nos ofrecía este recurso y nosotros, que confiábamos en él, aceptábamos las condiciones propuestas. Una vez hecho esto, ya teníamos contratado un nuevo producto de ahorro. En otros productos de inversión, la operativa o bien es más compleja o bien requiere que hagamos transferencias de nuestro dinero a otras cuentas algo que, en muchas ocasiones, nos cuesta mucho trabajo. En definitiva, los depósitos a plazo fijo ofrecen una garantía total por nuestros ahorros además de una cierta rentabilidad, aunque en el contexto económico actual, esta se encuentre a la baja y sea casi inexistente.
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