Cuando hablamos de ahorrar, normalmente lo hacemos pensando en cómo gestionar mejor nuestra economía
familiar para llegar más desahogados a fin de mes. Sin embargo, rara vez lo hacemos pensando en cómo afecta
nuestro país. En realidad, este indicador, que mide el nivel de ahorro de las familias en términos
macroeconómicos, es más importante de lo que quizá piensas.
¿Qué es la tasa de ahorro?
La tasa de ahorro es la parte del producto interior bruto (PIB) que se
destina al ahorro. Explicado así
puede que no te diga mucho, pero al fin y al cabo es la magnitud que trata de evaluar qué porcentaje de
nuestra renta se destina a ahorrar.
Es decir: si, por ejemplo, la tasa de ahorro de un país es del 10 %, significa que 10 de cada 100 € que
obtienen los hogares de un país se destinan a ahorrar, mientras que el 90 % restante se dedica a acometer
gastos, ya sea a consumo o amortización de deudas.
¿Para qué sirve la tasa de ahorro y qué indica?
Pensemos en la economía española (o la de cualquier otro país) como si fuese la de una
familia. Cuando
queremos comprar una casa o un coche, por ejemplo, podemos recurrir a nuestros ahorros o bien buscar
financiación externa.
Eso sí, solo podremos acudir a nuestros recursos propios si hemos guardado lo suficiente. En caso contrario,
tendremos que ir al banco y solicitar una hipoteca o un préstamo al consumo.
Lo mismo ocurre a nivel macroeconómico. La tasa de ahorro es importante
porque constituye una fuente de
financiación para cualquier país. En este sentido, cuanto más ahorren las familias, más recursos dispone la
economía a nivel interno para acometer todos los gastos e inversiones, tanto a nivel público
como privado.
¿Qué implica una tasa de ahorro alta?
Normalmente, si la tasa de ahorro es alta, una nación tiene potencial suficiente para
financiar sus
inversiones públicas y privadas.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que tasas de ahorro elevadas tienen como contrapartida niveles de
consumo bajos. Por esta razón, que este índice sea alto no siempre es
indicativo de algo positivo,
especialmente si el país tiene que impulsar el crecimiento económico a través del
consumo.
¿Qué quiere decir una tasa de ahorro baja?
Si la tasa de ahorro es baja, el país tendrá que financiarse a través de recursos
externos, normalmente con entradas de divisas.
Esto tiene dos consecuencias importantes:
Desestabiliza la economía del territorio, porque los
agentes tienen que recurrir a ayuda
externa.
El país se ve obligado a endeudarse para financiar sus
inversiones, lo que tiene un impacto
sobre la balanza de pagos y la deuda pública y privada.
¿Cómo se calcula la tasa de ahorro?
Para calcular esta magnitud, es necesario conocer el ahorro nacional bruto (ANB) y el
PIB. El ANB es la
capacidad de aglutinar recursos de un país, es decir, la suma de los ahorros públicos -del Estado- y
privados -de las empresas y familias-.
El ahorro bruto de un territorio se obtiene de restar el gasto en consumo al producto
nacional bruto (PNB),
y este es el resultado de la siguiente fórmula: PIB + rentas obtenidas por los nacionales en el extranjero –
rentas obtenidas por los extranjeros en el país. Es decir:
Tasa de ahorro = ANB/PIB
ANB = PNB – consumo
PNB = PIB + rentas obtenidas por los nacionales en el extranjero – rentas obtenidas por los
extranjeros en el país
¿Cómo es la tasa de ahorro en países desarrollados y en vías de desarrollo?
En general, los niveles de ahorro de las sociedades desarrolladas son más
elevados porque tienen mayor
capacidad de ahorrar dentro de su renta. Ahora bien, hay casos en los que estos indicadores son bajos
incluso en estas regiones por ser sociedades excesivamente consumistas.
Los países en vías de desarrollo y los mercados emergentes, en cambio, son países con
un nivel de ahorro
mucho más bajo como consecuencia de la disponibilidad de menos recursos. Además, suelen tener
un nivel
educativo menor y, en consecuencia, menos conciencia de lo que significa el ahorro y
la inversión. En la
medida en que estas sociedades van entendiendo su importancia en la economía, crecen y avanzan también en
este aspecto.
En el caso de sociedades en desarrollo y con niveles educativos más bajos, la baja tasa de ahorro puede
acabar convirtiéndose en un círculo vicioso. Si no hay recursos económicos, no hay
ahorro ni inversión, de
modo que el crecimiento es bajo. Esto, a su vez, hace que no se genere renta, lo cual continúa la senda del
bajo ahorro, y así sucesivamente.
¿Cuál es la evolución de la tasa de ahorro en España?
En la actualidad, y según datos del Instituto Nacional de Estadística correspondientes a 2021, la tasa de
ahorro de los hogares se situó en nuestro país en el 11,4 % de la renta disponible. Dicho de otro modo, las
familias han conseguido ahorrar 11,4 € de cada 100 € que han ingresado.
Por poner este dato en perspectiva, la tasa de ahorro más alta registrada fue en 2020: 14,8 % , 8,5 puntos
porcentuales más que el año anterior. Mucho tuvo que ver la pandemia y su consecuente confinamiento, que
cercenó el consumo durante meses.
En definitiva, el ahorro es mucho más que guardar el dinero en una hucha: es una de
las magnitudes más
importantes de cualquier país, ya que nos da una idea de cuál es el nivel de inversión que
puede asumir con
recursos propios y, por tanto, de cuál va a ser su crecimiento en los años siguientes.