Para los que invierten directamente en acciones y quieren limitar sus pérdidas o garantizar sus ganancias en el corto plazo, existen dos órdenes que pueden dar a su banco o bróker, que pueden ayudarles a no estar todo el día mirando las cotizaciones: stop loss y take profit. Se traducen al castellano, literalmente, como “detener la pérdida” y “recoger los beneficios”, y su uso ha ido creciendo en los últimos años.
Qué es un stop loss y para qué sirve
Un stop loss es un tipo de orden condicionada, que ejecuta la venta de un determinado activo si su precio desciende por debajo del límite marcado. Es el inversor quien fija este nivel de precio a través de su bróker, estableciendo de esta manera el nivel de pérdida máximo que está dispuesto a asumir.
Gracias a estos límites cortamos la posibilidad de sufrir mayores pérdidas si la acción continúa bajando, aunque también perdemos la posibilidad de beneficiarnos de las subidas si la acción se recupera posteriormente.
Dónde colocar el stop loss
Actualmente casi cualquier bróker ofrece la posibilidad de fijar un stop loss de una forma fácil y rápida. Y aunque hay diversas estrategias para calcular a qué precio colocarlos, existe una regla universal muy sencilla de aplicar: calcular cuál es el porcentaje máximo de pérdidas que estás dispuesto a asumir por tu inversión.
Por ejemplo, si el precio actual de una acción es de 10 €, y el porcentaje máximo de pérdida que estás dispuesto a asumir es del 10 %, puedes poner un stop loss a 9 €. Así, si el precio de la acción baja por debajo de este nivel, la venta se ejecutará de manera automática, evitando de esta manera tener que asumir grandes pérdidaspor la inversión.
El efecto bola de nieve de los stop loss
La principal crítica que se hace a los stop loss es que se ejecutan con excesiva frecuencia, especialmente si el nivel de pérdidas que asumen los inversores es muy pequeño con respecto al precio actual de la acción.
En estos casos, una mala jornada puntual del mercado puede desencadenar la venta masiva de estos valores, provocando que su precio descienda aún más y activando a su vez las órdenes de ventas que se encontraban por debajo de ese nivel.
Al final, se produce un efecto “bola de nieve” de pérdidas que no están justificadas por la situación la empresa. Por eso, muchas veces el valor se recupera de forma bastante rápida y quienes hayan dado estas órdenes se pueden perder una buena revalorización.
Tipos de stop loss en bolsa
Existen al menos tres tipos de órdenes de stop loss que ofrecen los brókers, cada uno de los cuales con características diferentes:
Estándar
Es el más habitual. El inversor establece el precio potencial al cual se cerrará la transacción y, cuando se alcanza este precio, se produce la venta. La orden permanece sin cambios desde el momento en que se fija, a no ser que el inversor la modifique manualmente.
Hay que tener en cuenta que el stop loss estándar se fija sobre un precio específico y solo se ejecuta si alcanza exactamente ese nivel. Sin embargo, en ocasiones este precio se sobrepasa por la propia dinámica del mercado. Esta circunstancia se conoce como deslizamiento, y puede hacer que el inversor pierda más de lo que había previsto.
Por ejemplo, si has fijado un stop loss a 9,90 € para una acción que cotiza a 10 € y su precio desciende directamente hasta 9,80 €, el bróker ejecutará la orden con este último precio, y no al precio marcado por el stop loss.
Garantizado
El stop loss garantizado funciona de manera similar al estándar, con la única diferencia de que se ejecutará únicamente al precio fijado, y solo a ese precio. Es decir, no está sujeto a deslizamiento.
El bróker se compromete a cerrar la transacción al precio exacto y asume los riesgos y las pérdidas asociadas a la volatilidad. Sin embargo, para ello, puede pedir unas garantías o comisiones adicionales.
Dinámico
El stop loss dinámico no se fija en un precio concreto, sino que es relativo al precio actual de la acción. El inversor establece el número de puntos porcentuales por debajo de los cuales se activa el stop loss. Si la cotización de la acción se mueve al alza, éste se va moviendo con ella, de tal forma que siempre se sitúa a la distancia que haya fijado el inversor. Sin embargo, si se mueve en la dirección opuesta, la orden no sufre cambios.
Por ejemplo, imagina que, para una acción que actualmente cotiza a 10 €, estableces un stop loss dinámico del 20 % por debajo del precio de mercado. En un principio, la orden de venta se fija en 8 €. Si la acción sube a 12 €, por ejemplo, la orden de venta se fijará en 9,60 €. Sin embargo, si baja a 9 €, seguirá en 8 €. De esta manera, te proteges contra pérdidas excesivas al tiempo que aseguras parte de tus ganancias.
Qué es la orden take profit y qué le diferencia de un stop loss
Existe otro tipo de orden condicionada llamada take profit, que funciona a la inversa. Traducido literalmente como “recoger los beneficios”, consiste en definir un precio de venta mayor que el actual, para que se ejecute la venta consiguiendo beneficios. Se utiliza para garantizar que recibimos el beneficio de las subidas, sin arriesgarnos a perderlo si después baja el precio de la acción. La consecuencia es que también nos perdemos las posibles subidas posteriores.
Explicado con el ejemplo anterior: si queremos obtener un 10% de beneficio en la acción que cotiza a 10 €, lo especificaremos en la orden de take profit y nuestro bróker venderá automáticamente la acción cuando cotice a 11 €. Otra opción, es poner una orden limitada de venta a 11€ y esta se ejecutará cuando el valor alcance ese precio o uno superior.
Esta herramienta es también muy útil en el caso de que queramos aprovechar al máximo el beneficio que puedan dar nuestras acciones sin necesidad de estar continuamente revisando su precio.
La combinación de utilizar take profit y stop loss hace que tengamos más seguridad en nuestras operaciones de corto plazo, evitando grandes movimientos no deseados en nuestra cartera de inversión.
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