Un Estado, al igual que un hogar o una empresa, debe tener una plantilla que refleje los recursos disponibles y los planes para utilizarlos en un determinado período. En España, cada año se aprueba una ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que determina la previsión de ingresos y gastos del ejercicio, a la que tienen que ajustarse todos los entes administrativos que componen el país. Para garantizar el cumplimiento de las disposiciones presupuestarias, son necesarios mecanismos de control; el más importante es el techo de gasto.
¿Qué es el techo de gasto?
Se denomina techo de gasto o regla de gasto a la cifra fijada como tope para el gasto no financiero de las administraciones públicas, en un período determinado.
Por ‘gasto financiero’ entendemos todos aquellos desembolsos que están destinados al pago de deudas o créditos. El gasto no financiero, por lo tanto, corresponde al resto de partidas presupuestarias.
Este límite sirve de referencia para confeccionar los PGE y, en definitiva, ejerce de guía para los planes económicos de las administraciones: les indica hasta dónde pueden gastar.
¿Cómo se calcula el techo de gasto?
El cuerpo legal que regula el techo de gasto es la Ley Orgánica 2 /2012 de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera (LOEPSF). El objeto de esta norma, definido en su artículo 1, es “el establecimiento de los principios rectores, que vinculan a todos los poderes públicos, a los que deberá adecuarse la política presupuestaria del sector público orientada a la estabilidad presupuestaria y la sostenibilidad financiera, como garantía del crecimiento económico sostenido y la creación de empleo”.
El artículo 12 establece la regla de gasto: “La variación del gasto computable de la Administración Central, de las Comunidades Autónomas y de las Corporaciones Locales, no podrá superar la tasa de referencia de crecimiento del Producto Interior Bruto de medio plazo de la economía española”. En otras palabras, el techo de gasto se calcula sobre una previsión de crecimiento económico: cuanto mayores sean los ingresos estimados, más se podrá estirar el límite de gasto.
Cuando se produzca un “desequilibrio estructural” en las cuentas públicas, se aplicará lo dispuesto en los artículos 21 y 22, que hacen referencia a los planes de contingencia a poner en marcha cuando una administración incumpla los objetivos de estabilidad a los que obedece el techo de gasto.
¿Quién fija el techo de gasto?
La LOEPSF atribuye al Estado (la Administración central), las CC. AA. y las corporaciones locales (esto es, los ayuntamientos), en sus respectivos ámbitos, la aprobación de un límite de gasto no financiero coherente con los objetivos de estabilidad presupuestaria y con la regla de gasto mencionada en el anterior epígrafe.
¿Cómo y cuándo se aprueba el techo de gasto?
El techo de gasto debe estar aprobado antes del 1 de agosto, de forma que no entorpezca la aprobación de los PGE del año siguiente. Previamente a esa fecha, el Ministerio de Hacienda y las Comunidades Autónomas tienen que remitir al Consejo de Política Fiscal y Financiera el límite de gasto que hayan establecido.
¿Cómo afecta el techo de gasto a la economía?
Si bien es cierto que los Estados suelen mantener cierto nivel de deuda ‘fija’ -que posteriormente es comercializada en los mercados internacionales en forma de bonos- es importante que mantengan una disciplina presupuestaria que prevenga un aumento descontrolado del déficit. Éste es, en esencia, el cometido de la regla de gasto.
Por consiguiente, el límite de gasto fijado antes del 1 de agosto condiciona de forma absoluta los presupuestos que se van a aprobar para el año siguiente. Al hacerse sobre una estimación de ingresos, el tope al gasto previsto en los PGE será más alto cuanto mayor sea la previsión de ganancias, y viceversa.
De este modo, todos los planes de inversión en infraestructuras, servicios públicos, sueldos funcionariales, subvenciones… dependen de este límite.
¿Qué pasa si sube el techo de gasto?
Elevar el techo de gasto da más margen a los poderes públicos para dedicar dinero a todo tipo de actuaciones.
Generalmente, los techos de gasto altos corresponden a políticas económicas expansivas, que buscan estimular la economía, pero si no se debe a unos mayores ingresos puede generar un aumento del déficit.
¿Qué ocurre si baja el techo de gasto?
Reducir el gasto público es más habitual en países o administraciones que necesitan controlar su déficit o que no necesitan mucha intervención del Estado. Establecer límites bajos fue una de las características de las políticas de contención que siguieron a la crisis financiera del 2008, cuando la prioridad era contener el crecimiento de la deuda y promover el ahorro.