Variedad, versatilidad y unos costes limitados y difícilmente igualables por otros productos de
inversión. Esas son las señas de identidad de los ETFs y uno de los motivos
por los que son el producto
estrella de la inversión pasiva junto con los fondos indexados.
Pero no
todos los ETFs son iguales: hay
diferentes tipos de ETFs.
Normalmente, los tipos de ETFs se clasifican en función de cómo se construye, cómo replica su mercado de
referencia e incluso según el tipo de activo que replica. Utilizar uno u otro dependerá de lo compleja que
sea tu estrategia de inversión, porque para invertir en todo el mundo sin dedicarle
mucho tiempo es
suficiente con apenas dos ETFs o fondos indexados.
Qué es un ETF y en qué se diferencia de un fondo indexado
El término ETF es el acrónimo de Exchange Traded Fund, lo que en castellano
se ha venido traduciendo como
fondos cotizados. Esto implica que son fondos de inversión con un
funcionamiento más similar al de una
acción que al de un fondo. Los ETF cotizan como los títulos bursátiles y, por tanto, pueden comprarse y
venderse en tiempo real en cualquier momento.
Además, su fiscalidad es la de una acción y no la de un fondo de inversión.
Esto implica que los traspasos
entre ETF no están exentos de tributar en la renta.
ETFs y fondos indexados son parecidos, pero
diferentes. Los ETF
también
nacieron para replicar índices
bursátiles, pero hoy en día pueden ir mucho más allá. Es decir, pueden imitar el movimiento del Ibex 35 o
del MSCI World, pero también el de un sector concreto como el tecnológico o las materias primas. Un fondo
también podría hacerlo, pero generalmente esta tarea recae sobre los fondos cotizados.
Tipos de ETFs
Hay dos formatos diferentes de ETF: los que replican un índice concreto y
los que referencian un sector,
mercado o país. Pero esa no es la única distinción que hay con los fondos cotizados, pues también se pueden
agrupar según otras variables.
ETF de réplica física, réplica por muestreo o de réplica sintética
¿Nunca te has preguntado cómo hace un ETF para replicar todo un índice?
¿Compra todas las acciones del
indicador bursátil? Esa parece la respuesta más lógica, aunque la verdad es que no es la única. Hay más de
una forma de hacer un ETF, y por eso se diferencia entre ETFs de réplica física y ETFs de réplica
sintética.
Como su propio nombre indica, un ETF de réplica física tiene las acciones
de su índice de referencia
físicamente, las compra para tenerlas en cartera manteniendo la ponderación de cada una. El resultado es que
su rendimiento siempre será muy parecido al del índice, pero restando las comisiones que pueda cobrar.
Otra alternativa es la réplica por muestreo. En este caso no se compran
todos los títulos de un índice, sino
los más representativos. Esto sirve para reducir el número de operaciones de compra-venta de acciones,
aunque puede afectar al tracking error. Es decir, que el ETF puede desviarse algo más respecto a la
evolución del índice.
Por el contrario, un ETF de réplica sintética no cuenta con las acciones
físicas, sino que suele utilizar
derivados financieros y otros productos para imitar el movimiento del índice. Esto hace que su
comportamiento puede ser ligeramente diferente al del indicador bursátil. Sin embargo, dado que su misión es
subir o bajar con el índice, tampoco suele haber grandes desviaciones.
A modo de ejemplo, un ETF sobre el Ibex puede comprar las 35 empresas que componen el índice manteniendo la
importancia y el peso de cada una de ellas, comprar sólo las más importantes, o contratar otros productos
para imitar al índice sin tener las acciones dentro de su cartera.
ETF directo o ETF inverso
Los fondos cotizados pueden invertir a la baja. Así, existen los ETFs directos, los más habituales, que
suben cuando lo hace su índice de referencia, y los ETF inversos, que suben cuando el índice cae. Es decir,
se comportan de forma contraria a como lo hace el índice bursátil.
ETF de acumulación o ETF de distribución
En esto un fondo cotizado no se diferencia de un fondo indexado o de un fondo de inversión al uso. También
deben decidir qué hacer con los dividendos que reciben, si reinvertirlos o
distribuirlos.
Un ETF de distribución ingresará los dividendos que vaya cobrando en tu
cuenta, es decir, distribuye los
dividendos que consigue, de ahí su nombre. Mientras, un ETF de acumulación reinvertirá esos dividendos, lo
que hará que aproveche mejor el interés compuesto y crezca en ocasiones por encima del propio índice. Este
último tipo de ETF es el más habitual.
ETF apalancado o ETF normal
El apalancamiento financiero consiste en utilizar deuda
para financiar una
inversión. Los ETF que
normalmente usan apalancamiento son los sintéticos. Gracias a este apalancamiento, pueden lograr una
rentabilidad adicional frente a un ETF normal, pero también las pérdidas pueden ser mayores.
El nivel de apalancamiento del fondo cotizado determinará esa intensidad
adicional en las ganancias y en las
pérdidas.
ETF según dónde invierte
Por último, también se puede hablar de tipos de ETF en función del activo que
repliquen o del que pretendan
ser representativo. Al final, muchos fondos cotizados no replican ningún índice, sino que suman el conjunto
de una serie de empresas de determinado país o sector, y se usan para seguir su evolución, como un indicador
más.
En función de dónde inviertan se puede hablar de:
ETF sobre renta variable. Son los ETF que replican un
índice bursátil concreto, como pueda
ser el Ibex, el S&P 500 o el Nasdaq, por ejemplo.
ETF sobre renta fija. Representan la evolución de
diferentes activos de renta fija, desde
emisiones de deuda pública de un país hasta un conjunto de emisiones de deuda de empresas privadas.
Suelen replicar índices de renta fija, que son menos conocidos.
EFT sobre sectores. Son fondos cotizados que replican
diferentes grupos o sectores
empresariales. Suelen hacerlo a través de índices específicamente elaborados para reflejar lo que
ocurre en un determinado sector.
ETF según área geográfica. Hay ETF que pueden representar la
economía general de toda una región,
país e incluso continente. Normalmente lo hacen a través de una cesta que incluye los principales
valores bursátiles del área geográfica que trata de representar. Así, puede hablarse de ETF
regionales, nacionales e incluso de ETF globales.
ETF de materias primas. Se los conoce como ETC, y son una de las
formas más extendidas para invertir
en materias primas. Los ETC sobre oro son los más conocidos, pero en realidad se pueden obtener
sobre casi cualquier commodity y son una forma sencilla de invertir en ellas.
Estos son los tipos de ETF más habituales, pero hay otras clasificaciones. Por ejemplo, según el estilo
de gestión, como los ETF Value, que seleccionan y ponderan de forma diferente sus componentes.
Cómo invertir en los diferentes tipos de ETFs
Cualquier persona puede invertir en ETFs. Es tan sencillo como buscar un
broker que ofrezca este tipo de
productos, como el Bróker NARANJA, y contratarlos. La clave está en
saber
qué ETF elegir en función de tu
estrategia de inversión, tu perfil de riesgo y tu horizonte de inversión. Es recomendable que el ETF tenga
ya un cierto tamaño para garantizar su liquidez el día que queramos venderlo.
Otra forma de tomar partido es a través de los Fondos Cartera NARANJA, con
los que aprovecharás todas las
ventajas de la gestión pasiva con una cartera compuesta por diferentes ETFs,
que tratan de
replicar el
crecimiento de la economía mundial.