A ningún inversor le gusta ver caer el precio de sus activos, máxime si tiene un perfil conservador y
teme las caídas de los mercados. Por eso nadie quiere escuchar la palabra
volatilidad, un concepto cada vez
más de moda, especialmente a raíz de la reciente crisis del COVID-19.
Sin embargo, a largo plazo, la volatilidad puede ser un gran aliado para tu cartera de inversión. Más que un
riesgo, hay quienes lo ven como una oportunidad de entrar en el mercado a precios más
baratos. Te explicamos
en qué consiste y por qué no debe confundirse con el riesgo.
Qué es la volatilidad
La volatilidad es un concepto estadístico que mide la variación que se produce en las cotizaciones de los
activos financieros en un periodo de tiempo determinado. Matemáticamente, se calcula como la desviación
estándar de la rentabilidad de un activo con respecto a su media, medido en tanto por ciento.
La volatilidad mide la variación de las cotizaciones en un periodo de
tiempo determinado
Cuanto mayor sea la volatilidad, mayores serán las oscilaciones de los precios de los activos respecto a la
media. Si la volatilidad es baja, el grado de dispersión será mucho menor. Por ejemplo, para
los productos
de inversión que generen una rentabilidad fija todos los años, como los depósitos, la volatilidad es del 0%.
En general, cuanto mayor sea la volatilidad, mayor será la fluctuación de la cartera, tanto al alza
como a
la baja. Así, una cartera de renta variable tendrá una mayor volatilidad que
una cartera
mixta que, a su
vez, tendrá mayor volatilidad que otra de renta fija.
Cómo afecta la volatilidad a mi inversión: un ejemplo práctico
La volatilidad está presente en todos los mercados y activos que cotizan. Por eso, deberías tenerla en
cuenta a la hora de realizar la composición de tu cartera. De ella dependerán los
riesgos que quieras asumir
y la rentabilidad que puedas obtener.
Por ejemplo, imaginemos dos inversiones A y B. La primera de ellas proporciona una rentabilidad fija del
3,50% anual. La segunda es variable, y proporciona rentabilidades positivas y
negativas en función del año.
A 20 años, la volatilidad de la inversión B es mayor, pero su rentabilidad anualizada puede o no ser
superior a la de la inversión A:
Año
Capital inversión A
Rentabilidad
Capital Inversión B
Rentabilidad B
1
10.000,00€
3,50%
10.000,00€
25,00%
2
10.350,00€
3,50%
12.500,00€
-28,00%
3
10.712,25€
3,50%
9.000,00€
-5,56%
4
11.087,18€
3,50%
8.500,00€
23,53%
5
11.475,23€
3,50%
10.500,00€
8,10%
6
11.876,86€
3,50%
11.350,00€
8,46%
7
12.292,55€
3,50%
12.310,00€
26,32%
8
12.722,79€
3,50%
15.550,00€
10,13%
9
13.168,09€
3,50%
17.125,00€
2,19%
10
13.628,97€
3,50%
17.500,00€
1,71%
11
14.105,99€
3,50%
17.800,00€
-12,92%
12
14.599,70€
3,50%
15.500,00€
19,68%
13
15.110,69€
3,50%
18.550,00€
3,10%
14
15.639,56€
3,50%
19.125,00€
1,96%
15
16.186,95€
3,50%
19.500,00€
-17,44%
16
16.753,49€
3,50%
16.100,00€
17,70%
17
17.339,86€
3,50%
18.950,00€
0,90%
18
17.946,76€
3,50%
19.120,00€
10,88%
19
18.574,89€
3,50%
21.200,00€
10,85%
Total
19.225,01€
23.500,00€
Rentabilidad anualizada
3,50%
5,61%
Volatilidad
0,00%
14,45%
En este ejemplo, la inversión B tiene una volatilidad mayor pero, al mismo tiempo, su rentabilidad
anualizada es superior. Es decir, a largo plazo, aunque haya habido periodos
de caídas, la inversión B ha
obtenido mejores resultados.
En qué se diferencian la volatilidad y el riesgo
La volatilidad implica que los mercados puedan sufrir caídas importantes en la cotización de sus valores. La
propia CNMV, para calificar el riesgo de una inversión,
utiliza una escala de 1 al 7 en función de la
volatilidad del producto que se está valorando. Por eso en ocasiones se utiliza como sinónimo
de riesgo,
aunque no siempre es una comparación acertada; este último es un concepto mucho más amplio.
El riesgo de un activo no se mide únicamente por las rentabilidades
pasadas, que al fin y al cabo es la
información que se utiliza para determinar su volatilidad, sino a través de otros factores que son
igualmente importantes, como la solvencia de una empresa, el riesgo de divisa o la situación política de un
país, entre otros.
De hecho, con un enfoque a largo plazo, la volatilidad puede
traer
oportunidades muy interesantes para los
inversores. Esto se consigue, sobre todo, cuando seguimos una estrategia de aportaciones periódicas en las
que una caída de la bolsa puede hacernos comprar más barato en un periodo determinado.
Es más, cuanto mayor sea el plazo de la inversión, más se reduce la volatilidad de los mercados. Y, por
tanto, más se reduce el riesgo asociado a las oscilaciones de la bolsa. Por eso, la
volatilidad a corto
plazo nunca debería ser motivo de preocupación para un inversor a largo plazo, sino más bien
una oportunidad
de compra a precios más baratos.
Cómo se mide la volatilidad: índice VIX
El índice VIX es un es una forma abreviada para referirse al Chicago Board Options
Exchange Volatility
Index, el índice de volatilidad creado por el mercado de opciones de Chicago
(Cboe). Se trata de un
indicador que
estima la volatilidad del mercado bursátil americano para los próximos 30 días. Se considera una señal del
sentimiento del mercado en cuanto a fluctuaciones esperadas.
El VIX estima la volatilidad sumando la volatilidad implícita en tiempo real de los últimos 15 segundos de
una serie de opciones put y call asociadas al S&P 500. El índice VIX varía
constantemente, registrando
cambios cada minuto.
Por norma general, si el índice VIX registra movimientos superiores a 25, es una señal
de que el mercado
espera una volatilidad superior a la habitual. Por el contrario, si se sitúa por debajo de
25, significa que
el mercado está estable.
El índice VIX durante la crisis del COVID-19
A finales de febrero de este año, y como consecuencia del parón económico derivado de la pandemia del
COVID-19, el índice VIX alcanzó los 25 puntos, anticipando la volatilidad
que se ha producido en los últimos
meses en las principales plazas financieras.
El índice VIX no se equivocaba. En tan solo 10 días de marzo de 2020, el S&P marcó dos
de las mayores
subidas de los últimos 10 años y dos de las mayores caídas, y algo similar ocurría en todos
los mercados
financieros.
Mayores subidas S&P 500 (últ. 10 años)
Mayores caídas S&P 500 (últ. 10 años)
24/03/2020
9,38%
16/03/2020
-11,98%
13/03/2020
9,29%
12/03/2020
-9,51%
En las últimas sesiones, el índice VIX se ha estabilizado de manera
importante, y ya está en niveles
cercanos a 25. La gradual vuelta a la normalidad de
todos los países y de
que el control de la pandemia y el
comienzo de la recuperación económica están cada vez
más cerca, hace que
las oscilaciones en los mercados
sean cada vez menos acusadas.
En definitiva, la volatilidad no tiene por qué ser sinónimo de riesgo. En
ocasiones, también puede ser una
buena oportunidad de inversión. Como en cualquier otra inversión, una correcta estrategia pasa por una buena
diversificación de activos un horizonte de inversión a largo plazo y bajos costes.