¿Qué pasa con la renta fija si los tipos tocan techo?
Desde mediados de 2022 los bancos centrales de medio mundo, fundamentalmente la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo, han subido los tipos de interés de forma continua para luchar contra la inflación persistente.

Más de un año después, la inflación ha empezado a bajar, pero a un ritmo mucho más lento del esperado. Y los bancos centrales comienzan a hablar de que los tipos de interés han llegado, o están llegando, al nivel máximo (haciendo que el mercado se pregunte ya por futuras bajadas de tipos). ¿Qué podemos esperar si los tipos se mantienen o, incluso, empiezan a bajar? ¿Qué efecto tiene en las inversiones en renta fija?
Los efectos de las subidas de tipos aceleradas No estábamos acostumbrados a que los tipos de interés subieran rápido, y quedaba muy lejos la época en que estos niveles de tipos de interés eran normales o incluso bajos. Así que para muchos es la primera vez que se han enfrentado a los efectos que las subidas de tipos tienen sobre la economía familiar, entre otros: Sube el precio de la contratación de préstamos y créditos Sube la cuota de las hipotecas Crece la rentabilidad de las cuentas de ahorro y depósitos Los que habían invertido en renta fija ven como bajan los precios rápidamente (a pesar de que las letras y bonos nuevos cada vez pagan más), porque los bonos antiguos se ajustan para ofrecer la misma rentabilidad que los nuevos Los que empiezan a invertir en renta fija esperan tener una rentabilidad mayor de la que normalmente ofrece la renta fija, por los mayores intereses La teoría dice que la bolsa apenas debería subir, porque los tipos altos disminuyen la capacidad de las empresas de afrontar nuevos proyectos y aumenta la probabilidad de que no puedan hacer frente a sus deudas (esto no se ha cumplido, la bolsa mundial está subiendo en 2023) ¿Qué pasa si los tipos de interés se mantienen en los niveles actuales? Todo apunta a que durante los próximos meses los tipos de interés oficiales (los fijados por los bancos centrales) se van a mantener en el entorno del 4% para Europa y del 5,5% para Estados Unidos. La gran duda del mercado es cuándo empezarán a bajar.

Con los tipos de interés actuales, la renta fija ofrece rentabilidad interesante para el corto y medio plazo: ¿a quién no le gustaría asegurarse un 4% para los próximos 3 años? Sin embargo, no hay que olvidarse del efecto de la inflación, que puede hacer que un 4% sólo sirva para mantener el poder adquisitivo.

¿Cuál es el riesgo principal? Que haya más subidas de tipos, lo que haría que la renta fija existente vuelva a bajar. El mercado, ahora mismo, no considera que pueda haber más de una subida en cada uno de los bancos centrales, aunque también el mercado se equivoca en sus predicciones con frecuencia.
¿Qué pasa si los tipos de interés bajan? Si los tipos de interés empiezan a bajar se producirá el efecto inverso al que hemos visto en las subidas: como los bonos nuevos que se emiten pagan menos intereses, los que tienen bonos ya comprados no querrán deshacerse de ellos a no ser que reciban una rentabilidad equivalente, por lo que subirán los precios de los bonos (haciendo que los fondos de renta fija tengan mejor rentabilidad).

En un ejemplo básico: un bono que vale 100, paga un 4% y vence en 10 años, va a generar a su dueño 4 euros de intereses cada año, y le devolverá los 100 euros pasados los 10 años. En total va a pagar a su dueño 40 euros en intereses (4 euros por 10 años) más 100 euros, es decir, 140 euros. Si bajan los tipos y los nuevos bonos pasan a pagar un 3%, un bono a 10 años pagará 30 euros de intereses (3 euros por 10 años). Como los bonos nuevos sólo ofrecen 130 euros, los bonos antiguos que pagaban 140 euros son más atractivos y la gente estará dispuesta a pagar más por comprarlos. Así, si con 100 euros se puede comprar el bono que da el 3%, para conseguir el bono que da el 4% habrá que pagar 110 euros, que dan al dueño actual los 10 euros de diferencia. De esta manera, el dueño actual, aunque no venda, verá que el valor de mercado de su bono sube un 10% con esta bajada de tipos.

Aquí hay un matiz importante: los tipos oficiales de los bancos centrales son tipos de interés de muy corto plazo (un día). Los tipos de interés para plazos mayores (a 2 años, 5 años, 10 años…) se basan en la estimación del mercado de cómo evolucionarán los tipos hasta ese momento. Por lo tanto, para que los precios de los bonos se vean afectados, tienen que cambiar las expectativas de tipos futuros que tiene el mercado (que dependen, en gran parte, de las decisiones de los bancos centrales).
¿Qué esperan los analistas? La mayoría de los inversores ven claro que las subidas de tipos están llegando a su fin (si no han llegado ya), y que en los próximos meses se materializará cada vez más su impacto en la economía. La teoría dice que los tipos altos deberían “enfriar” la economía: al ser más caro pedir todo tipo de préstamos, créditos al consumo, y pagar las deudas, las empresas empiezan menos proyectos nuevos, algunas tendrán problemas para pagar sus obligaciones y pueden tener que despedir a gente. Eso hace que las familias, que ya habían aumentado el esfuerzo para pagar su hipoteca, se vean afectadas por la pérdida de empleo. Sin embargo, no tiene por qué ser así, y la pausa actual en la subida de tipos busca evitar que la economía (y la gente) sufra demasiado en la lucha contra la inflación.

La expectativa es que los tipos empiecen a bajar alrededor de la mitad del año que viene. Es algo difícil de prever, pues depende de cómo evolucionen la inflación y la economía. Y a su vez, la inflación no depende sólo de los tipos de interés (sino de otras cosas como el precio del petróleo y otras materias primas, las cadenas de suministros…).
Y si los tipos vuelven al entorno del 0%, ¿qué hacer con la renta fija? De momento no se espera que los tipos vuelvan a esos niveles tan bajos en muchos años. Pero existe la posibilidad. No olvidemos que las bajadas de tipos han sido una de las herramientas que los bancos centrales han utilizado para que la economía crezca en momentos difíciles, y si hubiera una crisis repentina, podrían volver a bajarlos.

En ese caso, muchos de los inversores en renta fija se habrían beneficiado ya de las subidas de precio de sus bonos antiguos, de forma que su expectativa de beneficio futura sería baja. De nuevo volveríamos al escenario en que las cuentas de ahorro ofrecen poca rentabilidad, y los que quisieran sacar rentabilidad a su dinero tendrían que mirar a otros activos como la bolsa. Y si la inflación siguiera siendo alta, muchos inversores buscarían refugiarse comprando oro.
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