Qué es un balance familiar y por qué estás tardando en hacer el tuyo
“Cuando puedes medir aquello de lo que estás hablando y expresarlo en números, entonces puedes comprenderlo. Lo que no se mide no se puede mejorar”
William Thomson (Lord Kelvin)
Si queremos empezar a tomarnos en serio la gestión de la economía familiar hay un primer paso ineludible. Tenemos que ser capaces de poner números que nos muestren la situación real de la que partimos. Y a partir de ahí, tomar decisiones.
El primer paso es entender cuánto tenemos y cuánto debemos. Es el equivalente al balance de situación de una empresa y nos sirve para saber nuestro patrimonio real. Después hay que calcular cuánto dinero ingresamos y cuánto gastamos cada mes, lo que los contables llaman la cuenta de pérdidas y ganancias.
¿Qué es el balance?
El balance es el equivalente a una foto de nuestras finanzas: cuánto tenemos (todo lo que posee la familia) y cuánto dinero debemos en una fecha concreta, por ejemplo, el 31 de diciembre del año previo.
La diferencia entre lo que debemos y lo que tenemos es nuestro patrimonio, nuestra riqueza. Es lo que nos quedaría si tuviésemos que vender de golpe todo lo que tenemos y devolver el dinero que nos han prestado.
Lo que tenemos (el activo)
Dentro del activo hay que incluir todo lo que poseemos, no sólo la parte financiera, sino también cosas que tienen un valor significativo (como el coche), e incluso el dinero que nos deban, si es una cifra alta. Veamos una lista, ordenada de mayor a menor facilidad para recibir el dinero en efectivo
Dinero en efectivo y en la cuenta corriente o de ahorro
Depósitos en el banco
Dinero invertido en bolsa o similares: acciones de empresas (cotizadas en bolsa o no), fondos de inversión, planes de pensiones, seguros de vida-ahorro…
Vehículos: coche, moto…
Joyas, muebles, cuadros…
Activos inmobiliarios: la casa donde vivimos, una casa en la playa o en el pueblo, plazas de garaje…
Joyas, muebles, cuadros…
Derechos de cobro: el dinero que nos debe alguien
Lo más sencillo es sacar cuánto dinero tenemos en cuentas e invertido. Para el resto de la lista hay que intentar calcular su precio en el mercado: ¿por cuánto podría vender el coche, si tuviera que hacerlo?, ¿por cuánto se venden las casas del pueblo semejantes a la mía? Y, en caso de duda, mejor tirar un poco hacia abajo: es decir, ser más bien pesimista (en el mundo empresarial se hablaría del principio de prudencia contable). Ojo, no estamos calculando cuánto valor tiene para nosotros, sino por cuánto dinero podríamos venderlo. Porque si pensamos que tenemos más de lo que realmente poseemos, sólo saldremos perdiendo nosotros.
Lo que debemos (el pasivo)
Esta categoría suele ser muy amplia en las empresas, pero las familias son más sencillas. Incluimos aquí todo aquello que hayamos recibido prestado, como, por ejemplo:
Hipoteca(s)
Préstamos personales: para comprar un coche, pagar un viaje, reformar la casa, pagar la universidad…
Cuotas pendientes de la tarjeta de crédito
¿Cómo hacer el balance?
Ya tenemos claro qué incluir en cada categoría. Para entender la foto en una fecha fija, tenemos que sacar la valoración de todo lo anterior en la misma fecha. La parte financiera (dinero en cuentas, en acciones, cuánto nos falta por pagar de la hipoteca…) es fácil de averiguar porque nos la dice el banco. Para lo demás habrá que estimar un precio de mercado.
Vamos a ver un ejemplo de cómo se puede pintar el balance, con un diseño parecido al que usan las empresas. Escribimos primero una lista con todo lo que tenemos (el activo de la familia) a la izquierda de la página, y otra con todo lo que debemos (el pasivo de la familia) a la derecha de la página. Para cada categoría ponemos su valoración. Y calculamos la diferencia entre el activo y el pasivo, que será nuestra riqueza o patrimonio neto.
Ejemplo de balance familiar que incluye lo que tiene y lo que debe una familia, ordenado por categorías, en una fecha concreta
¿Qué hacer cuando ya has preparado el balance?
Entender la foto que muestra el balance nos permite fijar una referencia sobre la que construir. Nos muestra el margen que tenemos para afrontar un gasto imprevisto, o lo cómodos que estamos con el dinero que debemos.
Normalmente las familias lo revisan al acabar el año, pero se puede actualizar cada 6 meses. No tiene mucho sentido actualizarlo con más frecuencia, porque no suele cambiar mucho de golpe.
El siguiente paso para entender el estado de tus finanzas es calcular y escribir el dinero que entra y que sale de la familia cada mes. Así tendremos la foto completa que nos permitirá coger las riendas de nuestra economía familiar.