Promo traspaso Conservador Promo
Volver
La cuenta de resultados familiar
“Cuando puedes medir aquello de lo que estás hablando y expresarlo en números, entonces puedes comprenderlo. Lo que no se mide no se puede mejorar”
William Thomson (Lord Kelvin)


El segundo paso para poner orden en nuestra economía familiar es calcular cuánto dinero entra y cuánto sale cada mes. Es lo que va a poner negro sobre blanco si nuestras finanzas tienen un futuro prometedor o necesitan que ajustemos algunas cosas. Es parecido a lo que las empresas llaman cuenta de resultados.

Además, visto en combinación con el balance de la familia que muestra la riqueza que tenemos en un momento concreto, nos da la perspectiva completa de nuestra situación financiera.

¿Qué es la cuenta de resultados? La cuenta de resultados nos muestra cómo se mueve el dinero en nuestras cuentas. Nos permite ver a qué cosas destinamos el dinero que ingresamos cada mes.

Es algo que casi todos hacemos más o menos de cabeza, sabemos más o menos cuánto dinero ganamos y cuándo lo recibimos, y sabemos en grandes bloques en qué nos lo vamos gastando. Y si no, es tan fácil como meterse en el banco de vez en cuando.

Aunque hay distintas formas de hacerlo, lo ideal es tener un control mensual, y agrupar ingresos y gastos en grandes categorías que nos permitan, de un vistazo, saber en qué gastamos y de dónde llega el dinero a nuestra cuenta. Estas categorías dependerán mucho de la situación de cada familia: para un matrimonio con dos hijos, el gasto escolar será una partida clave; para un joven soltero, quizás haya que incluir una categoría de viajes.
Los ingresos Para clasificar el dinero que ingresamos, lo ideal es ordenarlo por la frecuencia con la que los recibimos y de mayor cantidad a menor. Por ejemplo, si todos los meses recibimos el salario y los intereses de la cuenta de ahorro, y algunos meses recibimos dividendos de alguna acción, el orden sería: salario, intereses, dividendos, de forma que los ingresos más relevantes estén en primer lugar.

Ejemplos de cosas que podríamos incluir:
Salario fijo Salario variable Bonus Intereses por los ahorros Alquiler de la casa del pueblo Dividendos
Los gastos Si queremos ver con claridad el dinero que gastamos, también merece la pena ordenarlos según la recurrencia y la certeza de que sucedan. Pago de deudas: es la primera categoría porque sí o sí hay que pagarlo cada mes, no hay opción de no pagarlas. Incluimos aquí la hipoteca y cualquier otro préstamo -excepto el de la tarjeta de crédito, que se debería clasificar según el tipo de gasto, para entender en qué nos hemos gastado ese dinero. Además, conviene prever cuánto tenemos que pagar cada mes (en intereses y en principal) para que no nos llegue de sorpresa Categorías de gastos casi inevitables, en los que se puede buscar ahorrar un poco, pero no se pueden modificar radicalmente: aquí ponemos la cesta de la compra, los suministros (agua, electricidad, gas, teléfono…), los recibos (los gastos de la comunidad de vecinos, el alquiler, el colegio de los niños, la universidad, los seguros…), gastos de transporte (gasolina, abono transportes…), gastos de farmacia, impuestos… Categorías de gastos donde hay cierto margen de maniobra, que podríamos llegar a suprimir durante una temporada si fuera necesario: ropa, clases extraescolares, formación, viajes de vacaciones, ocio…
El ahorro Idealmente debería haber una categoría extra en todas las cuentas de resultados, que es el resultado de restar las anteriores. Todos los ingresos que no se gastan durante ese mes, se transforman en ahorro.

Sin embargo, hay otra forma de percibir el ahorro: ponerla en primer lugar en la lista de gastos. Es decir, que el primer “gasto” sea una transferencia a la cuenta de ahorro, de forma que nos garanticemos ahorrar algo de dinero cada mes, y no sólo lo que sobre después de todo lo que gastamos.

Cómo hacer la cuenta de resultados Si queremos tener una buena foto inicial, podemos empezar clasificando los gastos de los últimos 3 a 6 meses. Eso nos permitirá tener un punto de partida rápido, ver cuánto gastamos en cada categoría, cómo de estables son nuestros ingresos y cuánto ahorramos de media al mes.

El nivel de desglose tiene que ser suficiente para que entendamos en qué gastamos el dinero, pero sin excesivo detalle (no necesitamos saber exactamente cuánto gastamos en pan o en fruta). Cada persona o familia necesitará un nivel de detalle, y lo irá ajustando con el tiempo.

Veamos un ejemplo de cuenta de resultados, para una familia con dos hijos en la que ambos padres trabajan, y que viven en una ciudad.

¿Qué hacer cuando ya tienes tu cuenta de resultados? Una vez completada la cuenta de resultados inicial, con datos de los últimos 3 a 6 meses, nos hacemos una idea de qué margen de actuación tenemos. ¿Llegamos con holgura a fin de mes? ¿Destinamos una cantidad suficiente al ahorro? ¿Nos parece razonable lo que gastamos de media por categoría?

El siguiente paso es preparar un presupuesto, que se irá afinando cuando ya tengamos datos para 12 meses o más. Poner una cifra de gasto medio por categoría, a partir de lo que pasó el año previo, que nos “obligue” a mantenernos dentro de lo que consideramos adecuado. Y fijar una cantidad de ahorro sistemático, dinero que sale de la cuenta corriente y se envía de forma automática a una cuenta de ahorro.

¿Cada cuánto tiempo debemos actualizar la cuenta de resultados? Para mantener el control lo ideal es dedicar un poco de tiempo cada mes, así aseguramos que nos mantenemos dentro del presupuesto. Es una pequeña inversión de tiempo, a cambio de tener las finanzas controladas y evitar sustos.

Los que ya tienen algo más de control, y saben que no corren el riesgo de quedarse a cero en la cuenta, pueden hacerlo cada dos o tres meses, pero siempre rellenando los datos para cada mes. Lo malo de esto es que es más fácil olvidar algún gasto o no identificar el tipo de gasto a partir de la descripción que aparece en el ticket o en el extracto del banco.

Merece la pena hacer una revisión a final de año junto con el balance familiar, para ver cómo mejoran las finanzas de la familia y hacer planes para el nuevo año. No olvidemos que ir saneando las finanzas nos dará mayor libertad frente al dinero e irá mejorando nuestro patrimonio, o al menos, evitando que se deteriore.