Existen ciertas señales de alerta que pueden indicar que un ETF no es adecuado para un inversor concreto, ya sea por sus características, costes o estrategia. A continuación, repasamos las principales características que debes revisar con cuidado:
Por ejemplo, si dos ETFs replican el mismo índice, pero uno cobra un 1% anual y otro un 2%, la diferencia puede parecer mínima, pero no es así. Si se invierten 10.000 euros en un ETF que genera un 5% anual de rentabilidad, ese punto porcentual de diferencia supone 1.363 euros al acabar los primeros 10 años, un 9,2% menos patrimonio. En 20 años supondrían 3.850 euros menos, un 17,6% de diferencia en el patrimonio. Por eso, es fundamental entender todos los costes que tiene un ETF, y buscar uno que sea competitivo.
Es importante preguntarse: ¿realmente entiendo en qué invierte este fondo? ¿cómo está invirtiendo en el tema que me parece interesante? ¿sólo me atrae porque me lo ha comentado un amigo? Recuerda que una estrategia de inversión debe basarse en fundamentos sólidos, no en modas pasajeras.
Un ETF que gestiona poco dinero va a tener poca liquidez, y eso puede hacer que comprar o vender ese ETF, especialmente en momentos de grandes caídas en el mercado, sea más complicado. Por eso, es recomendable optar por ETFs con un patrimonio gestionado suficientemente alto, ya que suelen ofrecer mayor facilidad para entrar y salir sin afectar el precio.
Aunque no existe una cifra mágica, como regla general, es prudente evitar ETFs que gestionen menos de 100 millones de euros. Quizá en ETFs muy especializados o de reciente lanzamiento, los inversores vean adecuado aceptar un volumen de AuM menor, pero siempre siendo consciente de los riesgos que eso implica.
Esto significa que, aunque el valor del ETF suba en su divisa original, una depreciación de esa moneda frente al euro podría reducir o incluso anular las ganancias al convertirlas de nuevo a euros. Por tanto, es fundamental revisar en qué moneda está denominado el producto y considerar si deseas asumir ese riesgo adicional o prefieres buscar ETFs con cobertura de divisa (“hedged” en inglés).
Un tracking difference reducido indica que el ETF replica el índice de forma eficiente. Es recomendable comparar este dato entre distintos productos antes de invertir, ya que una diferencia elevada puede reducir la rentabilidad a largo plazo.
Los inversores que quieren añadir algo de emoción, es mejor que lo hagan con cautela y limitando el porcentaje del dinero que destinan a esto, al menos hasta que comprendan bien su funcionamiento.
Antes de invertir en un ETF, hay que revisar cuidadosamente su estructura, comisiones y estrategia. Es mejor empezar por los clásicos y, poco a poco, ampliar la cartera.