En los últimos años, las criptomonedas, que parecían un producto sólo para unos pocos inversores especialistas, han pasado a ocupar una parte de la cartera de muchos inversores, especialmente los más jóvenes. Sin embargo, para muchos inversores siguen siendo un mundo confuso, con muchas palabras técnicas y difícil de entender.
Una de las formas que existe para empezar en el mundo cripto son los ETP de criptomonedas o de activos digitales. En Europa no existen los ETF de criptomonedas porque los ETF son fondos y deben tener una diversificación mínima en su cartera, mientras que un ETP de Bitcoin, por ejemplo, invierte el 100% en la moneda digital.
¿Qué son las criptomonedas y cómo funcionan?
Las criptomonedas son un tipo de dinero digital, es decir, no existen físicamente, con billetes y monedas, como los euros que llevamos en la cartera, sino que se tienen que utilizar a través de dispositivos electrónicos conectados a internet.
¿Qué cambia respecto al dinero que tenemos en la cuenta del banco?
Funcionan de forma descentralizada, es decir, no están controladas por un banco central, ni por un gobierno o un banco comercial. Eso significa que no hay una entidad que decida unilateralmente si se crea más dinero o se destruye. Y es relevante porque es una de las principales críticas a los bancos centrales: la creación de dinero nuevo hace que el dinero pierda valor, es decir, que haya inflación.
La seguridad y el funcionamiento están basados en la tecnología “blockchain” (“cadena de bloques” en español). En lugar de utilizar la contabilidad tradicional, “blockchain” es una especie de libro público donde se registra cada transacción y que un montón de usuarios revisan para que no haya errores. Eso hace que sea prácticamente imposible cambiar un apunte sin que nadie lo note, por lo que las transacciones son muy seguras.
Para que las transacciones sean públicas, pero se conserve el anonimato, se utiliza la criptografía. De esa forma, cada transacción queda registrada, pero no es fácil saber quién está detrás de cada una.
Las transacciones son automáticas y no necesitan intermediarios (no hay un banco enviando el dinero desde una cuenta a otra cuenta), lo que aumenta la velocidad y reduce los costes (por ejemplo, en transferencias entre países).
¿Qué es bitcoin (BTC)?
Bitcoin se lanzó al mercado en 2009, es la primera que surgió, la primera que utilizó la idea de “blockchain”, y la más reconocida actualmente. Sirve como medio de intercambio (es decir, para comprar y vender, aunque su uso no está muy extendido) y como reserva de valor (es decir, se espera que su valor se mantenga con el tiempo). Se van emitiendo poco a poco, como premio a los “mineros” que confirman las operaciones, hasta que se llegue al límite máximo de 21 millones de bitcoins en circulación. La rentabilidad de invertir en bitcoin sólo depende de la evolución de su precio.
Qué es “ether” (ETH)?
Éter (o “ether”, en inglés) depende de la plataforma Ethereum y sus nombres se confunden con frecuencia. Creada en 2015, la plataforma evolucionó la idea de “blockchain” para que no fuera sólo una manera de validar operaciones con la moneda, sino un sitio donde guardar todo tipo de cosas digitales (desde versiones previas de videojuegos a contratos inteligentes, autoejecutables). Y éter es la moneda digital para funcionar en este ecosistema, por ejemplo, al ejecutar un contrato inteligente.
Los validadores bloquean sus propios ETH para participar en la validación de transacciones y reciben recompensas por ello. Los inversores pueden obtener rendimiento mediante “staking”: delegan sus éter a los validadores para que lo bloqueen, y a cambio obtienen parte de los rendimientos. Por eso, para los inversores en éter, además de la revalorización de la moneda, hay una opción de generar ingresos pasivos.
Aunque la cantidad de éter no está limitada, sí toman medidas para controlar la inflación, que incluyen destruir automáticamente parte de las comisiones que se generan con las transacciones.
¿Qué son las “stablecoins”?
Las criptomonedas estables, “stablecoins” en inglés, son tókenes. Un token es una representación de otra cosa, como un vale. En el caso de las criptomonedas estables, suelen ser representaciones de monedas físicas (como el euro o el dólar), de forma que su precio es el mismo que el de la moneda de referencia. Se utilizan, sobre todo, como monedas digitales de valor estable (por ejemplo, para hacer transferencias internacionales), y también para comprar otras criptomonedas, porque no todas las plataformas aceptan dinero “normal”, dinero “fiat”. Pero no se revalorizan con el tiempo, porque perderían su razón de ser: valer exactamente lo mismo que la moneda de referencia.
¿Por qué las criptomonedas atraen tanto interés?
Las criptomonedas han pasado en los últimos 15 años de ser conocidas sólo por unos pocos académicos a ser un activo especulativo en el que algunos ven el futuro del dinero.
Lo cierto es que la subida de precios de bitcoin y de muchas otras criptomonedas ha hecho que muchos inversores empiecen a planteárselas como una posible inversión. Y al revés de lo que suele suceder, han sido los inversores de la calle, no los profesionales, los que han hecho que llegue a tener relevancia.
Sin duda, hay muchos especuladores que se han visto atraídos por la rentabilidad en el corto plazo, pero también hay una cantidad importante de inversores de largo plazo, que ven en las criptomonedas una forma de guardar la riqueza que no sufra los efectos de la inflación, y la posibilidad de pagar y recibir pagos en cualquier sitio, en cualquier momento, sin necesidad de tener cuenta bancaria.
ETF de criptomonedas: qué son y cómo funcionan
La compra directa de criptomonedas y su almacenamiento tienen ciertos riesgos que echan para atrás a potenciales inversores. Por eso se han ideado los ETP (“Exchange-traded product”) de criptomonedas, para que los inversores tengan una alternativa sencilla, sin preocuparse de claves de seguridad, ni tener que entender a fondo qué plataformas son seguras.
¿Por qué hablamos de ETP y no de ETF? Porque en Europa los ETF tienen que cumplir con la normativa UCITS, que, entre otras cosas, exige que el ETF esté diversificado, y que ninguna inversión concreta supere el 20% del total del ETF. Y eso excluye automáticamente la posibilidad de que existan ETF de oro o de bitcoin, por ejemplo. Para eso se han creado los ETC (“exchange-traded commodity”) y los ETN (“Exchange traded note”), aunque con frecuencia se engloban ambos bajo el nombre de ETP (“exchange-traded product”).
Los ETP de criptomonedas cotizan en el mercado, igual que los ETF, pero en lugar de invertir en bonos o acciones, invierten en criptomonedas. Cada ETP tiene sus propias características, por eso hay que entender eso hay que entender bien cómo invierte en la criptomoneda y cómo la guarda.
Tipos de ETP
Lo primero es saber si el ETP compra directamente las criptomonedas, o si utiliza futuros. En el primer caso, las criptomonedas deberían servir como garantía en caso de problemas, pero es algo más caro. Si se utilizan futuros es algo más barato, pero también tiene riesgos adicionales por vencimiento y renovación de los contratos de futuros, que puede generar diferencias respecto al precio real, porque no hay una criptomoneda detrás que garantice la deuda.
Custodia y seguridad
El siguiente punto clave es conocer bien dónde y cómo almacena las criptomonedas. La recomendación general es que se utilice el “cold storage”, es decir, que las almacene en un dispositivo que no está conectado a internet, para evitar riesgo de robos (hackeos).
Y para asegurarse de eso, debe haber una auditoría que garantice que, efectivamente, esté comprando las criptomonedas necesarias para respaldar todas las participaciones del ETP. Para esto conviene revisar que lo ha auditado alguna empresa seria.
Algunos consejos para principiantes
Antes de dar el paso de invertir en criptomonedas, hay algunas cosas que todos deberíamos reflexionar:
Son productos muy volátiles, su precio puede variar con fuerza y rapidez. Como no tiene por detrás nada que sustente su valor, podría llegar a valer cero, si todo el mundo pierde la confianza en la utilidad de esa criptomoneda.
Un inversor que empieza no debería centrar todo su patrimonio en criptomonedas, ni siquiera la mayoría, porque el riesgo de perder todo o gran parte es muy elevado. Una buena regla podría ser “invierte sólo lo que estés dispuesto a perder”.
Hay que entender bien el proceso de compra y almacenamiento de las criptomonedas en cada ETP, porque no es estándar. Igual que en los ETF, puede ser que la gestora acumule las criptomonedas o que opere con futuros. Además, al ser un ETN, los inversores tienen un equivalente a un bono, un título de deuda con la entidad emisora del ETF. Por lo tanto, tiene riesgo de crédito: si quiebra esa entidad habrá problemas para cobrar. Lo que se suele hacer es crear una empresa separada donde se guardan las criptomonedas y se emite la deuda para el ETP.
Es importante revisar las comisiones, porque la diferencia en rentabilidad puede ser muy notable.
Aunque inicialmente sea complejo de entender, es una buena ocasión para ir formándose y entendiendo mejor cómo funciona el universo de las criptomonedas y el “blockchain”.