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Los tres pilares del sistema de pensiones: así se financia nuestra jubilación
El sistema de pensiones de la Seguridad Social es el modelo a través del cual el Estado asegura unas prestaciones suficientes a los trabajadores que cumplen los requisitos para acceder a ellas. Este sistema, al ser público y de reparto, se financia con los ingresos de los cotizantes actuales, es decir, las personas que en la actualidad trabajan.

Sin embargo, a diferencia de lo que mucha gente piensa, no es el único modelo de previsión social. La mayoría de países europeos cuentan con sistemas complementarios en los que una parte de la prestación la paga el Estado y la otra el propio trabajador con sus contribuciones a través de planes de pensiones o planes de previsión social empresarial.

Por tanto, los sistemas de pensiones se basan en tres pilares; y aunque no todos están igual de desarrollados en todos los países (o, al menos, no todos son obligatorios) forman un modelo de previsión social que, en mayor o menor medida, ayudan a aliviar la carga de la Seguridad Social.
El primer pilar: la cobertura a través del estado El primer pilar existe en casi todos los países de nuestro entorno. Es el pilar básico para financiar las pensiones y otras contingencias que pueden tener los trabajadores, como desempleo, incapacidad temporal o invalidez.

Son las pensiones públicas propiamente dichas, y pueden ser tanto contributivas, es decir, aquellas prestaciones que se conceden a personas que hayan contribuido previamente al sistema, como no contributivas, orientadas a cubrir las necesidades básicas a aquellas personas que por diversas circunstancias no hayan podido cotizar.

Se basa en tres principios básicos:
Es un sistema de reparto y de solidaridad intergeneracional, en el sentido de que son los cotizantes actuales quienes financian las pensiones actuales. Es un sistema proporcional porque las pensiones guardarán estrecha relación con las cotizaciones satisfechas por el trabajador a lo largo de su vida laboral. Es un sistema contributivo. En el caso de no haber contribuido al sostenimiento del sistema, el trabajador solo tendrá derecho a una pensión no contributiva y a sanidad. El segundo pilar: la previsión social empresarial El segundo pilar se basa en las contribuciones empresariales en favor del empleado y otros sistemas de previsión social empresarial. Está orientado a generar un capital que complemente la pensión pública.

A diferencia del sistema público de pensiones, el segundo pilar se basa en un sistema de capitalización. Es decir, las aportaciones realizadas por el promotor en favor del trabajador generan unos rendimientos que constituirán las futuras prestaciones.
El tercer pilar: la previsión individual Por último, el tercer pilar se basa en el ahorro individual. Está conformado por los productos de ahorro e inversión que tienen como objetivo la jubilación, como los planes de pensiones.

Su esquema de contribución es similar al segundo pilar: es un sistema de capitalización, tiene carácter voluntario (aunque, de nuevo, cuenta con una serie de ventajas fiscales para el partícipe), y existen una serie de requisitos para disfrutar del capital, como jubilarse o estar en situación de desempleo.
Las ventajas fiscales de los planes de pensiones Los planes de pensiones son instrumentos de previsión individual pensados para constituir un capital que complemente nuestra futura jubilación.

Aunque en España no es obligatorio contratarlos, sí cuentan con una serie de incentivos fiscales para que los trabajadores puedan complementar sus pensiones públicas a través de este instrumento.

En este sentido, todas las aportaciones realizadas a un plan de pensiones son deducibles en el IRPF, hasta 8000 € con un máximo del 30 % de los rendimientos íntegros de trabajo o actividades económicas del contribuyente.

El objetivo es que cualquier trabajador pueda complementar su jubilación con ahorro privado.
Los tres pilares en los países de nuestro entorno Estos tres pilares financian los diferentes sistemas de pensiones que existen en los países de nuestro entorno. El primer pilar es básico y, a partir de ahí, cada legislación nacional establece el régimen legal a través del cual los trabajadores y los empresarios habrán de contribuir a su jubilación.

En algunos países como España, solo es obligatorio el primer pilar, y el segundo y tercer pilar es voluntario, aunque estén sujetos a incentivos fiscales. En otros países como Dinamarca, Holanda o Suiza, el segundo pilar está más desarrollado e incluso es obligatorio. El tercer pilar se considera como un complemento a los anteriores, y suele tener carácter voluntario.

En cualquier caso, el sostenimiento del sistema de pensiones se considera un desafío en las sociedades actuales debido al envejecimiento de la población, los bajos salarios y la elevada y persistente tasa de desempleo.

Por eso, muchos países, ante el temor de no poder financiar las pensiones únicamente a través del primer pilar, están buscando fórmulas complementarias para garantizar el sistema de pensiones. Como ocurre precisamente en España, donde el debate sobre estos tres pilares está de actualidad.
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