A la hora de invertir nuestro dinero en un fondo de inversión, es importante saber en qué clase de fondos podemos invertir, conocer sus principales características y qué perfil de inversor es el más adecuado para cada uno en ellos.
Los fondos se pueden clasificar, por un lado, según su política de gestión y, por otro, según la clase de activos en las que invierta el propio fondo.
Los fondos de gestión activa son aquellos en los que un gestor o varios (normalmente un equipo gestor) selecciona, bajo su criterio, los valores o activos en los que invertirá el fondo, así como cuándo habrá que vender dichas posiciones. El trabajo de los gestores será analizar constantemente las perspectivas de empresas o activos, con el objetivo de invertir en aquellos con los que el fondo pueda obtener un rendimiento superior al ofrecido por el propio mercado. Los fondos de gestión activa cuentan, principalmente con dos desventajas:
La política de los fondos de gestión pasiva (también llamados fondos índice o indexados) es mucho más sencilla: simplemente replican el comportamiento de un índice. Por ejemplo, un fondo índice sobre el Ibex35 invertirá en las 35 empresas que componen el índice, por lo que si el Ibex35 sube, el fondo también lo hará, y caerá si el índice cae. Como en este caso no es necesario el papel de un gestor que seleccione dónde invertir, los fondos indexados llevan implícitas comisiones bastante más bajas que la gestión activa, algo que repercutirá positivamente en la rentabilidad obtenida a largo plazo.
Los fondos de renta fija invierten el patrimonio en activos de renta fija, es decir, bonos (deuda) gubernamentales o de empresas. Sin embargo, los bonos pueden llegar a ser muy diferentes entre sí, pues un bono de un gobierno europeo no pagará lo mismo que un bono de una empresa americana. Otro factor que debemos tener en cuenta en este tipo de fondos es el plazo de vencimiento de los activos, pues cuando menor es el plazo, menor será el riesgo asociado y, por tanto, ofrecerá una rentabilidad menor. Lo contrario ocurrirá con los bonos de un plazo mayor. Normalmente, estos fondos podrían ser más indicados para inversores con un perfil de riesgo más conservador, que quieran asumir menos riesgo, aceptando tener una rentabilidad algo más reducida.
Los fondos de renta variable invierten su patrimonio en acciones, activos que acarrean más riesgo que la renta fija, pero que ofrecen una rentabilidad potencial mayor. De ahí, que este tipo de fondos esté más indicado para aquellos inversores que quieran buscar más rentabilidad, asumiendo más riesgo. Las clases de fondos de renta variable pueden ser tan amplios como el mercado, ya que pueden dividirse:
Los fondos mixtos combinan los dos activos anteriores: renta fija y renta variable. La clave de este tipo de fondos será conocer qué peso otorga a cada una de ellas pues, cuanto mayor porcentaje de renta fija tenga el fondo, más conservador será. Por el contrario, a mayor porcentaje de exposición a renta variable, el fondo será más arriesgado.
Productos que garantizan, a una fecha determinada, la recuperación del dinero invertido en ellos. No obstante, no todos aseguran una rentabilidad adicional:
La opción para los inversores más conservadores, ya que estos fondos invierten solo en deuda pública de muy corto plazo (no más de 18 meses), y de máxima solvencia y seguridad. Por el contrario, suelen ofrecer menos rentabilidad.