El dinero no compra la felicidad
Solemos pensar que si tuviéramos más dinero seríamos más felices. Sin embargo, y aunque pueda ocurrir que al recibir una gran cantidad de dinero sintamos mucha alegría, no es cierto que el tener mucho dinero sea garantía de felicidad. Más bien, ocurre algo distinto: no tenerlo puede generar un agobio que es mejor evitar.
El dinero no deja de ser un medio para un fin, ya que por sí mismo no vale nada. Es decir, para disfrutarlo hay que utilizarlo. El dinero no solo compra cosas (coches, casas, viajes, etc.), también compra independencia, capacidad de elección. Imagina que quieres tomarte un año sabático para viajar por el mundo. Podrás hacerlo únicamente cuando tengas el dinero suficiente para mantenerte económicamente ese año (y unos meses más). Es decir, tendrás la libertad de viajar si tienes dinero ahorrado, y eso solo es posible gracias a que en el pasado decidiste guardar ese dinero, algo que te podría resultar más fácil siguiendo algunos consejos financieros.
Si hoy te visitara tu futuro yo, ¿qué crees que te diría?
Solemos pensar que nuestro yo del futuro será más sabio y podrá resolver sin problemas todas las situaciones complicadas en las que se encuentre. Sin embargo, la edad no es garantía de sabiduría y, aunque lo fuera, ¿no seguiría siendo inteligente ayudar hoy a nuestro yo del futuro? Sin duda deberíamos esforzarnos por hacer nuestra vida futura algo más fácil. Aunque sea un poco. Una pequeña ayuda hoy puede equivaler a una gran ayuda en el futuro. Algunos consejos que es probable que te diera son:
No vivas por encima de tus posibilidades: siempre va a haber gente a nuestro alrededor que busca tener el último modelo de todo, a costa de consumir todo su dinero disponible o incluso endeudarse. Pero eso impide construir un patrimonio y, en muchas ocasiones, valorar adecuadamente las cosas. Aceptar que no estamos en competición con nuestro alrededor alivia mucho el estrés.
Ahorra cada mes, antes de empezar a gastar: en vez de guardar lo que te sobre a final de mes, gasta lo que te sobre después de ahorrar. Págate a ti mismo lo primero, por ejemplo con transferencias automáticas a tu cuenta de ahorro, o compras automáticas en tus inversiones (o aportaciones periódicas a uno o dos fondos). Esto garantizará que tu sueldo no se consuma por completo, y que tu futuro yo reciba una parte.
Empieza a invertir pronto y hazlo a menudo: empezar pronto es la mayor garantía de que la capitalización compuesta hará su trabajo. De hecho, la mayor parte de gente que ahorra para su jubilación se arrepiente de no haber empezado antes. Y si además invertimos un poco cada mes, compraremos tanto cuando el mercado esté caro, como cuando esté barato, sin preocuparnos por conseguir el mejor momento para comprar y vender (que además es imposible). Invertir a largo plazo durante 30 o 40 años de manera diversificada puede ser un buen método para generar patrimonio para nuestra jubilación.
Busca conseguir ingresos por distintas vías: depender exclusivamente de una nómina mensual es un riesgo que debemos tener en cuenta. Una estrategia para reducirlo es buscar otras fuentes de ingresos, que pueden incluir inversiones que repartan dividendos, alquilar pisos o plazas de garaje, o incluso tener un segundo trabajo o negocio.
Aprovecha las oportunidades: si además de todo lo anterior somos capaces de mantener la sangre fría e invertir un poco más cuando los mercados bajan, podríamos sacar algo más de rentabilidad a nuestra inversión. No es fácil, porque implica actuar al contrario de lo que todo el mundo hace, pero puede pegar un pequeño empujón a nuestro patrimonio en el largo plazo.
Sigue aprendiendo y adquiriendo habilidades:buscar cuál es el mejor camino para desarrollarse puede ayudar a conseguir mejores puestos de trabajo, con un mayor sueldo o una mejor calidad de vida. O quizá sea la vía para montar un negocio que vaya generando ingresos extra.
Cuídate: parece un consejo poco adecuado hablando de finanzas… pero probablemente sea de los primeros que te diría tu futuro yo. Comer sano, hacer ejercicio y pasar algo de tiempo al aire libre ayuda a mantener la salud física y mental, sin la cual, el resto de los consejos pierden valor. ¿De qué sirve tener mucho patrimonio si no podemos utilizarlo para lo que queremos? Este punto también nos sirve para ponderar todos los demás consejos. Por ejemplo, si tu familia está creciendo y debes dedicarle más tiempo, quizá no sea el momento de montar un nuevo negocio, o de estudiar algo nuevo. No hay que volverse locos por seguir todos los consejos a la vez.
Haz las cosas bien: no todo vale para generar un patrimonio grande. Si por el camino nuestro único objetivo es ese, dejaremos de disfrutar de la vida y de la compañía. Hay que buscar hacer lo correcto, y hacer el bien a la gente que nos rodea. Quizá eso suponga llegar a nuestro objetivo algo más tarde, pero habrá merecido la pena.
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