Comprueba la dirección de quien te envía el email. Incluso si aparece el nombre del banco, debes de fijarte en el dominio tras el @. Si no es el de ING, desconfía. En este, el dominio es una sucesión ininteligible de números que da la primera pista de que se trata de phishing.
Compara el diseño del email con otros que tengas de ING. Un logo extraño, un tipo de letra o colores diferentes pueden indicar que se trata de un correo de phishing. En este caso, el logo y la maquetación general del email es muy diferente a nuestras comunicaciones.
Fíjate en cómo está escrito. Si suena como una traducción automática del inglés, como “boleto”, está escrito “raro” o tiene faltas de ortografía clamorosas, no es nuestro.
Un detalle, el copyright al final del correo. Nunca lo encontrarás en nuestros correos.